Desinformació i fi del món.




“El fracaso de los líderes mundiales para hacer frente a las amenazas para el futuro de la humanidad es lamentable”. Así, sin delicadeza ni paños calientes, comenzaba el comunicado anual del Bulletin of the Atomic Scientists en el que nos avisa de cuánto tiempo falta en el Reloj del Apocalipsis para que llegue la medianoche que simboliza el fin del mundo. Dos minutos, aseguran, lo más cerca que hemos estado nunca de causar nuestra propia destrucción. (...) 

El desprecio de la administración Trump por los datos y las evidencias, sumado un clima general de incertidumbre tecnológica, forman el tercer punto del informe, quizá el más importante porque apela al efecto directo sobre todos nosotros del entorno de información/desinformación en el que estamos envueltos: “El Comité de Ciencia y Seguridad está profundamente preocupado por la pérdida de confianza en las instituciones políticas, los medios, la ciencia y los propios datos, una pérdida que la propia tecnología de la información ha alentado”. 

La democracia, siguen los autores, depende en definitiva de que un electorado bien informado tome decisiones racionales sobre políticas públicas, incluidas aquellas que afectan al armamento y desarme nuclear, el cambio climático y otras amenazas globales. (...)
“El mundo ha visto la amenaza que supone el mal uso de la tecnología de información, y ha sido testigo de lo vulnerable que es la democracia ante la desinformación. Pero hay un lado positivo en el abuso de las redes sociales: los líderes reaccionan cuando los ciudadanos insisten en que lo hagan, así que lo ciudadanos pueden usar ese poder que les da internet para mejorar las perspectivas a largo plazo para sus hijos y nietos. Pueden insistir en los datos y descartar los disparates. Pueden exigir medidas que reduzcan las amenazas para la existencia que son la guerra nuclear y el cambio climático descontrolado. Pueden utilizar esta oportunidad para hacer un mundo más sano, y más cuerdo”.
Rocío Pérez Benavente, Es el fin del mundo tal como lo conocemos, Cuaderno de Cultura Científica 29/01/2018

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