Els tres tipus de memòria.

 


Memoria implícita

Para empezar, no solemos llamar memoria a la que tenemos para poder hablar, escribir, abrocharnos un botón, nadar o conducir un automóvil, cuando resulta que no nacimos sabiendo hacer esas cosas y tuvimos que aprenderlas muchas veces con gran esfuerzo. Costó, pero ahí están y no se nos olvidan nunca, pues son memorias implícitas, es decir, hábitos consistentes de los que depende buena parte de nuestra vida. Funcionan de manera automática e inconsciente y se forman principalmente en circuitos neuronales de los voluminosos ganglios estriados del interior del cerebro.

Muchos hábitos, como el hacer el lazo de los cordones de un zapato o el de montar en bicicleta, son de movimiento, pero tenemos también hábitos mentales, como el que nos permite recordar la tabla de multiplicar, el lugar donde vivimos, las capitales de los países y muchas formas de razonamiento que la práctica y la experiencia han implantado en nuestras neuronas sin que apenas lo notemos. Así, el empecinamiento en posturas o ideologías personales puede estar muchas veces relacionado con formas habituales de pensar y razonar que, a fuerza de practicarlas, nos han acabado esclavizando. Una de las grandes virtudes de la memoria implícita es, precisamente, su consistencia, pues solo por su invariable forma de andar o moverse, por no decir de pensar, podemos reconocer a alguien, incluso sin ver su cara. Otra virtud de la memoria implícita es su resistencia a la neurodegeneración, pues es la que más suele resistir en la vejez e incluso en la enfermedad.







Memoria explícita: 

... es, por otro lado, la que nos permite evocar verbalmente o por escrito todo tipo de conocimientos y nuestras experiencias personales. Cuando explicamos el origen del universo, la guerra de Vietnam o la literatura contemporánea estamos utilizando la memoria explícita, al igual que cuando recordamos un viaje particular o anécdotas del día de nuestra boda. La memoria explícita es así una memoria tanto semántica como autobiográfica, pero, a diferencia de la implícita, que es muy fiel, la explícita es una memoria promiscua e inconsistente, pues mezcla cosas que no se corresponden y cambia con el tiempo, ya que casi nunca recordamos el pasado del mismo modo cada vez que lo explicamos. Es, además, una memoria interesada, que se renueva cada vez que la evocamos incluyendo nuevos datos y sentimientos que pueden no formar parte de la situación original y que en ocasiones evoca más lo que nos hubiera gustado que ocurriera que lo que realmente ocurrió. Aquella persona que un día apenas te dirigió una mirada, con el tiempo puedes acabar recordándola como alguien que se enamoró de ti. La memoria explícita se forma inicialmente en el hipocampo, una estructura cerebral que pierde conexiones neuronales y volumen con los años, de ahí que se debilite en los mayores si no se utiliza y repasa con frecuencia. Lo que ocurre además es que si evocamos muchas veces una memoria explícita acaba por convertirse en implícita, es decir, en hábitos que acabamos recitando, por así decirlo, de memoria.

Memoria ejecutiva: 

... o de trabajo es la que utilizamos cuando retenemos información in mente durante unos instantes o segundos para pensar sobre ella, razonar, valorarla o tomar decisiones. Es, por ejemplo, la que utilizamos cuando retenemos in mente las imágenes de un mono, una vaca y una abeja para responder a la pregunta de cuál de esos animales es el más grande, cuando imaginamos posibles movimientos sucesivos jugando al ajedrez o cuando retenemos la cara de una persona que acabamos de ver para tratar de recordar quién es y cómo se llama. Es, por tanto, un tipo de memoria transitoria que utilizamos continuamente en la vida cotidiana, estando muy relacionada con la inteligencia analítica, pues las personas más inteligentes tienen mayor capacidad de retención de dígitos, nombres, ideas y toda clase de información in mente. La memoria de trabajo depende de la corteza prefrontal, la parte más evolucionada del cerebro humano, la que actúa a modo de director de orquesta para dirigir nuestros pensamientos, razonamientos y decisiones.

Ignacio Morgado, ¿Qué es la memoria y cómo podemos activarla para aprender?, El País 06/09/2021

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