Mirada femenina, mirada masculina.
¿Existe realmente esa diferencia, o estamos ante un producto de la cultura? ¿Hay una mirada femenina, igual que hay una masculina, o la distancia entre ambas está llamada a acortarse a medida que la igualdad socioeconómica modifica el entorno en que nos socializamos? Y si la diferencia tiene más bien un fundamento biológico, ¿qué implicaciones tiene eso? ¿Es una diferencia modulable a través de la cultura y las normas sociales, como insinúa la escena de American Hustle con que abríamos este texto? ¿Hasta qué punto? Si pensamos en los «hombres monstruosos», ¿es la biología el último refugio del patriarcado? ¿O realmente no pueden evitar ser como son, o sólo pueden evitarlo en alguna medida? Y, finalmente, aunque concluyamos con las estadísticas en la mano que la sexualidad masculina propende a una mayor agresividad, ¿convierte eso a todos los varones en abusadores en potencia, o está procediéndose aquí a realizar una generalización del todo improcedente? Pero, ¿cómo denunciar a muchos sin implicar a todos?
Manuel Arias Maldonado, Female gaze (III), Revista de Libros 31/01/2018
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