Com resistir a la violència? (Antonio Damasio).

Antonio Damasio, durante su reciente visita a Madrid.
Antonio Damasio

Antonio Damasio ya tiene un hueco en la historia. Su gran logro ha sido sacarnos del error de pensar que los humanos somos seres puramente racionales. Continúa la labor que comenzaran filósofos como Aristóteles, al formular los principios de la influencia social. Y es que, como decía el psicólogo Elliot Aronson, "el hombre es un animal social", como lo son hormigas y monos. Nos creíamos muy diferentes a ellos gracias a la posesión de la razón, pero resulta que no controlamos nuestros instintos primarios tanto como pensábamos.

¿En qué se centran sus estudios?

Trato de conocer con mayor profundidad cómo creamos sentimientos en nuestras mentes, cómo esto se relaciona con la consciencia y cómo todo ello tiene que ver con lo que somos como individuos sociales.

¿Qué espera encontrar?La gran pregunta es cómo un órgano cualquiera como el cerebro puede generar un sentimiento como el placer o el dolor, que podemos experimentar en nuestra mente. Mi objetivo es conocer los mecanismos implicados en esta función que parece ser tan misteriosa. Básicamente, podría compararse con entender el funcionamiento de un coche, en el que al introducir la llave se produce una energía que se comunica con las ruedas para que se mueva. Es el mismo problema de ingeniería, con una importante salvedad: que en nuestro caso el cuerpo entero [no solo el motor] está implicado en este proceso.

¿Entonces el cerebro no es el único responsable de generar los sentimientos?

Exacto, porque lo hace en relación con el resto del cuerpo. Por ejemplo: puedes sentir felicidad cuando tu cuerpo entra en un estado de relajación muscular, al circular por él ciertas sustancias químicas, etc.. Dichos estados se producen al recibir un estímulo o una idea relacionada con algo feliz que te ha pasado antes. Luego el cerebro la procesa y se traduce en un sentimiento de felicidad. Es decir, gracias al cerebro experimentamos ese sentimiento que está sucediendo en el cuerpo.

¿Cómo explica reacciones de violencia colectiva como los enfrentamientos entre hinchas de diferentes equipos de fútbol y otros grupos fanáticos?

Los seres humanos tenemos una muy fuerte inclinación hacia la violencia. Es parte de nuestro cerebro de primates, que eran extremadamente violentos por cuestiones de supervivencia. La violencia se encuentra en nuestro programa genético. Ya sea en el fútbol, por diferentes creencias o por disputas de territorio, tenemos muchos ejemplos hoy en día de conflictos entre grupos de personas que deciden salir a la calle a enfrentarse, incluso hasta la muerte.

¿No hemos progresado nada en este sentido con respecto a nuestros ancestros?

Hay dos corrientes de opinión aquí: una es la gente que piensa que la violencia es inevitable. Del otro lado está la gente que cree que sí hemos avanzado, entre la cual me incluyo. Hoy en día hay una tendencia mucho menor a resolver todo con armas que hace 100 años. No hemos erradicado la violencia de la faz de la Tierra pero sí hemos conseguido que en cierta parte del mundo sea un poco menos común.

¿Cómo se logra esto?

Reduciendo las circunstancias en las que una diferencia de opinión puede actuar como desencadenante de violencia física. Para ello, debemos entender qué hace florecer a estos instintos negativos y usar nuestra cultura para neutralizarlos. Es decir, organizar la vida y la educación de los individuos para reducir la posibilidad de violencia, y fomentar actitudes positivas. También podemos ser altruistas y compasivos, todo depende de las circunstancias.

¿Sucede lo mismo con otros impulsos nocivos, como por ejemplo la pederastia?

Así es. Los comportamientos sexuales que pueden dañar a otros pueden encontrarse en nuestro cerebro como parte de las diferentes tendencias a las que somos proclives, de acuerdo a nuestra naturaleza humana y animal. Como sucede con la violencia, es algo que nuestro cerebro nos empuja a hacer. De igual modo, es posible resistirse y modificar estas actitudes gracias a una buena educación y por la influencia social y cultural.

¿Seguimos siendo tan sociales o estamos perdiendo humanidad?

Es una pregunta muy difícil de responder. Ahora tenemos muchos gadgets que aceleran nuestra vida y nos ahorran tiempo. Vemos menos a la gente cara a cara y pasamos más tiempo enviando mensajes con dibujos de caras que pretenden reflejar nuestras emociones. De algún modo, hacemos la vida más eficiente pero por el camino estamos perdiendo la interacción humana.

Esther Paniagua, entrevista a Antonio Damasio: "La violencia forma parte de nuestro programa genético", el mundo.es, 08/12/2014

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