Liberi (Lucio Dalla)



La muerte del cantautor italiano Lucio Dalla, el pasado jueves 1 de marzo, hizo salir del armario, y a la fuerza, a la sociedad italiana. Eusebio Val escribía desde Roma que "en la católica y papista Italia, ejercer de gay no es fácil", dando cuenta de la doble moral con la que el país vive la homosexualidad. La muerte del artista, y el debate que ha generado, parece, sin embargo, haber puesto cierto broche negro a una semana cargada de expresiones homófobas que, en prácticamente todos los continentes, atestaban el rechazo a una condición entendida como desviada.

Desde Bielorrusia, el presidente Alexander Lukashenko llegó a afirmar la pasada semana que "era mejor ser un dictador que gay", en una aparente referencia a Guido Westerwelle, primer ministro alemán que ha reconocido abiertamente su homosexualidad.

En EE.UU., el actor Kirk Cameron, conocido por su interpretación en la serie Los problemas crecen, afirmó en la CNN que el "matrimonio, viejo como la sociedad," no necesitaba redefinición en una alusión al matrimonio gay, al que definió como "antinatural, perjudicial y destructivo".

El continente africano también ofreció un altavoz homófobo. El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, rechazó los llamamientos del primer ministro del Reino Unido, David Cameron, en favor del respeto a los derechos de los homosexuales en la antigua colonia británica, para terminar por decirle en un discurso público: "¡Puede usted irse al infierno!"

"La naturaleza es la naturaleza. Ella ha creado el varón y la mujer. Usted, señor Cameron, ¿está sugiriendo que no lo sabe, es eso fruto de algún tipo de demencia, o es que eso forma parte de la cultura de los europeos?", se preguntó Mugabe ante miles de partidarios que se reunieron con él en un estadio para celebrar su 88 cumpleaños.

En Oceanía, Peter Watson, un político australiano de 19 años, fue expulsado del Partido Laborista después de que se diese a conocer distintos comentarios de Watson en los que el mismo vinculaba la homosexualidad con la pedofilia y afirmaba que los homosexuales "destruirán a la sociedad australiana".

Sin ser recientes, no dejan de sorprender las palabras de Evo Morales, presidente de Bolivia, que en 2010 llegó a afirmar que la homosexualidad era causa de los transgénicos. "El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres", soltó el dirigente.

En España, el pasado 15 de febrero, el PP finalmente presentó en el 17 congreso del partido, un texto transaccional en el que reconocían los derechos de los homosexuales, pero, sin renunciar al recurso presentado ante el Tribunal Constitucional, precisando que acatarán lo que dicte este en relación con el matrimonio homosexual.

Hay quien dice que la libertad es tener un lugar en el mundo desde donde mirarlo. Estar situado en una red intersubjetiva en la cual se es objeto y sujeto de expectativas en relación a los otros. El sujeto necesita, para ser libre, manifestarse en una comunidad y obtener el reconocimiento de los otros sin tener que justificarse. Una sociedad en la que alguien no puede manifestar quién es, es una sociedad que hace menos libres a todos. Por eso, tienen estos días más sentido las palabras que Lucio Dalla expresaba en su canción Liberi: "y ser libre sin tener que explicar nada. Verdaderamente libre".

Diego Giménez, Homofobia sin fronteras, La Vanguardia, 12/03/2012

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