Vattimo: "Jo no crec que la filosofia de Heidegger sigui nazi".
Vattimo |
G. V.: Yo, como soy heideggeriano y antes he sido
nietscheano, intento evitar las biografías de mis maestros. Nietzsche no pudo
ser nazi porque murió en 1900. Heidegger lo fue un tiempo, por razones que no comparto.
En ese momento, otros grandes pensadores como Bloch o Lukacs
optaron por Stalin. Heidegger optó por Hitler.
Ya he dicho que no lo comparto, pero me doy cuenta de la situación de Alemania
en 1933, oprimida por la deuda de Versalles. Gadamer me contó que, cuando vivía
en Marburgo, en los años veinte, no tenía apenas nada que comer. Se reunían en
casa de alguien, los estudiantes de Natorp y quizás el propio
Natorp, sin electricidad, y a la luz de una vela leían Guerra y Paz,
de Tostoi. Comían pan mojado en la leche. Cuando pienso en
estos años, comprendo la actitud de Heidegger. Él abandonó pronto el partido
nazi. No le gustaban los nazis y a los nazis no les gustaba él. ¿Qué hizo
Gadamer en esos años? No lo sé. Nunca se lo pregunté. Sé que, tras la liberación
de Alemania, Gadamer fue el primer rector de la Universidad de Leipzig, en la
Alemania Oriental. Debía de tener una historia pasada nada filonazi o no lo
habrían elegido. Gadamer era un conservador liberal. También con nosotros,
porque toleraba muchísimas cosas. Yo no me interesé nunca por su pasado. No sé.
Esas cosas no me interesan. Farias, el chileno que escribió
sobre el pasado de Heidegger, lo hizo para decir que la filosofía de Heidegger
es nazi. Yo no lo creo. De lo contrario, la filosofía de Aristóteles, que
pensaba que las mujeres no tenían alma, hoy sería considerada una filosofía
antitodo. No me interesa. Eso no tiene nada que ver con su filosofía. La
filosofía no es una ciencia empírica. Si uno descubre una nueva fórmula de
aspirina, es igual que sea nazi o no, si la fórmula funciona. La filosofía es
otra cosa, algo que me implica. Y Heidegger eligió ser nazi en 1933 por una
auto mala interpretación. Heidegger pensó que era posible restaurar una
filosofía presocrática, premetafísica. Como si pudiera haber un mundo sin
metafísica. El sueño de Heidegger en ese momento era el mismo de Nietzsche
cuando colaboraba con Wagner: que había un periodo
presocrático, previo al racionalismo occidental inaugurado por Descartes,
un periodo preclásico y que se trataba de restaurarlo. Nietzsche creyó que se
podía restaurar con Wagner, hasta que descubrió que el festival de Bayreuth era
un lugar de encuentro de viejas señoras que escuchaban música y que con esas
damas no se podía acometer la revolución cultural. Heidegger se equivocó
también. Pensó que los dos grandes bloques mundiales eran el comunismo
soviético y el capitalismo americano (él consideraba a ambos casi iguales y
Adorno también), y que frente a ambos bloques tecnológicos, Alemania podía ser una
solución. Se equivocó, pero intentó una lucha de ese tipo. Hoy, cuando ya sólo
existe un poder en el mundo, creo que Heidegger militaría donde milito yo,
aunque no lo sé con exactitud. Respecto a Gadamer, no siempre pienso que lo
entiendo. Lledó decía antes que no sabía lo que era la hermenéutica, yo siempre
atribuí a Gadamer lo que coincidía conmigo, teniendo en cuenta que, como al
principio él no leía italiano, yo podía decir lo que quisiera. Había un punto
fundamental entre Gadamer y mi desarrollo de la hermenéutica. Lo expuse cuando
se conmemoró su centenario y expliqué la historia de una coma. Hay una frase,
que yo tuve que traducir al italiano, que dice: “El ser, que puede ser
comprendido, es lenguaje”. En alemán siempre se pone coma antes de una oración
relativa. Pero, si pones la coma, escondes el ser. Si lo pones sin coma, sólo
es lenguaje “el ser que puede ser comprendido”. Yo intento, heideggerianamente,
leer esta frase con coma. Es decir, que la hermenéutica se aplica a todo. No
hay nada que no sea interpretación. Nietzsche había escrito ya antes “no hay
hechos, sólo interpretaciones”. Gadamer nunca radicaliza la hermenéutica
hasta ese punto. En eso era menos fiel a Heidegger que yo. Habermas dice que
Gadamer urbanizó la provincia heideggeriana. Es decir, interpretó a Heidegger
de un modo aceptable. Heidegger dice que el lenguaje es la casa del ser,
Gadamer, creo, nunca lo ha dicho. Hablaba de que el ser acontece en el
lenguaje, de la importancia del lenguaje. Pero nunca llegó a eliminar la diferencia
entre ciencias sociales y ciencias naturales. Nunca pensó que la historia de la
metafísica empezaba en Platón. No era un heideggeriano radical. No sé si llegó
a entender la expresión “pensamiento débil”, que yo creo que es la hermenéutica
verdadera. Decía la esposa de Pareyson, que era psicoanalista, “mi marido es
demasiado viejo para hacerse el psicoanálisis”. Gadamer era demasiado viejo
para convertirse al pensamiento débil. Rorty opinaba lo mismo. Él no era tan
idealista como yo. Era más pragmatista y creía que la verdad es lo que es bueno
para nosotros. ¿Cómo para nosotros? Le objeté que tenía que hablar de
“nosotros” en términos históricos. Gadamer nunca reaccionó de manera positiva
en esto. Pero en Italia, Gadamer toleraba muy bien el mezclarse con extremistas
de izquierda. Quizás pensaba que Italia, para ser un país liberal, necesitaba
pasar por una fase comunista. El liberalismo económico en Italia sólo da
monopolios. Es una autocontradicción absoluta de la sociedad liberal. Ningún
empresario liberal cree que haya que mantener con vida a un competidor.
Pretende destruirlo y cuando esto ocurre, el liberalismo no muere. Creo que
Heidegger podría ser hoy un buen comunista, como fue un mal nazi en su tiempo.
Francesc Arroyo, Gadamer, Lledó, Vattimo: filósofos en la intimidad, Tormenta de ideas, 14/03/2012
http://blogs.elpais.com/tormenta-de-ideas/2012/03/gadamer-lled%C3%B3-vattimo-fil%C3%B3sofos-en-la-intimidad.html
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