Pascal i la seva prova de l'existència de Déu.
Se parte del hecho de que se desconoce con certeza la existencia de Dios. Lo sensato, lo racional, a juicio de Pascal, es apostar por su existencia. Aunque la probabilidad de que hubiera un demiurgo sea minúscula, sería compensada por la ganancia obtenida al depositar la fe en ella. La gloria eterna.
Crees en Dios; si existe, irás con él, ante su presencia, obtendrás el cielo. Crees en Dios; si no existe, no ganarás nada, pero tampoco perderás cosa alguna. No crees en Dios; si no existe, tampoco ganarás ni perderás nada. No crees en Dios, pero si existe no habrás recibido la vida eterna.
«Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no resulta más perjudicada al elegir la una o la otra, puesto que es necesario elegir», explica Pascal.
Por supuesto, Pascal encontró muchos detractores a su hipótesis. Voltaire la calificó de pueril e indecente, replicándole que el hecho de que convenga creer en algo no implica que ese algo exista. El físico y filósofo Mario Bunge, mentor de la filosofía exacta, dedicó muchos escritos al argumento, concluyendo conque era «científicamente falso, filosóficamente confuso, moralmente dudoso y teológicamente blasfemo». Algo de razón tenía, si algo no es la fe (católica) es utilitarista.
Es obvio que este razonamiento pascaliano sirve, de entrada, para los dudosos, es decir, tanto para los agnósticos como para los débiles en la fe, puesto que los convencidos quedan fuera de su jurisdicción, al igual que los ateos, para quienes no aceptarían la premisa de partida, la probabilidad de Dios.
Esther Peñas, Cuando el azar confirma la existencia de Dios, ethic.es 19/05/2025
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