Viure en llibertat en un estat d'emergència? (Slavoj Zizeck)




... soy simplemente comunista, un comunista moderadamente conservador, , no de un modo teórico o complejo. Mire nuestro mundo hoy en día. Tenemos al menos tres megaproblemas: la guerra nuclear, la crisis ecológica y la inteligencia artificial. Hablando de inteligencia: se han hecho estudios que miden periódicamente el cociente de inteligencia. Dejan claro, sin ambigüedades, que, desde 2010, la mayoría de la humanidad somos cada vez más estúpidos, literalmente. Nos apoyamos tanto en lo digital que, simplemente, pensamos y razonamos cada vez menos. Hasta 2010 éramos un poco más inteligentes cada año. Ahora la tendencia es para abajo. ¿Qué podemos hacer? Necesitamos de una cooperación global para afrontar esto, la catástrofe ecológica y el peligro de una nueva guerra nuclear. El comunismo para mí no es el viejo politburó estalinista. Necesitamos más formas obligatorias de cooperación. El apagón en España demostró que precisamente porque estamos tan desarrollados e interconectados somos mucho más vulnerables. Ahora, un pequeño accidente, una relativamente pequeña catástrofe natural, lo paraliza todo. Para confrontar estos problemas necesitamos comunismo, entendido como mecanismos de coordinación, que no se pueden dejar a los mercados, que limiten la soberanía de los Estados.

Hablamos de las catástrofes, pero no nos las tomamos en serio. Queremos gastar un poco más en ecología, blablablá, pero queremos seguir con nuestras vidas relativamente confortables. Aún no hemos sufrido una amenaza lo suficientemente fuerte.

No hay que pensar en un comunismo en términos totalitarios. Voy a decir algo aún más loco. ¿Sabe lo que me gusta, irónicamente, de Donald Trump? Proclamó la emergencia nacional. Lo hizo por motivos equivocados, por el tema de las fronteras. Pero creo que debemos aceptar que nos aproximamos a una emergencia global con los problemas que tenemos.

Estamos en estado de emergencia. La democracia, y aquí soy muy pesimista, está perdiendo su eficacia. Lo que estoy diciendo es muy problemático, pero vienen tiempos en los que necesitamos decisiones más rápidas y eficaces. Se hizo durante la pandemia, y España lo hizo bien. Decisiones centralizadas pero conectadas con la sociedad civil y las organizaciones sociales. La pandemia fue un buen ejemplo de lo que nos espera, un estado de emergencia.

Yo apoyo la democracia, no estoy loco, necesitamos una libertad de prensa genuina, el poder debe recibir auténtico feedback de lo que la gente piensa, y sé bien que esto no sucede en China. Pero ante una emergencia, la gente prefiere la eficiencia, la acepta. Debemos encontrar, dentro de la nación Estado, formas de cooperación que vayan más allá de la estructura partido en el Gobierno, oposición y demás. Con ese tipo de régimen, la atención se ve limitada por las siguientes elecciones. Lo que admiro de China es que, claro, no tiene democracia, pero sus líderes no piensan cómo van a sobrevivir los cuatro próximos años, sino en qué será de China a largo plazo. Creo que es una cuestión de supervivencia. En los próximos dos o tres años, puede que no pase nada grave. Pero mi axioma es que estamos acercándonos a estados de emergencia.

Aunque tengo desacuerdos con Yanis Varoufakis, coincido con él en que la izquierda estaba soñando con la decadencia del neoliberalismo y llegó Trump y fue más allá. Trump es el que ha abolido, más o menos, el neoliberalismo. La era que Nixon abrió en 1971 se acabó. Lo que la izquierda tiene que hacer es olvidarse de esta vieja y naif idea de que Trump es un error, que debemos volver al Estado de bienestar pretrumpiano, prepopulista, no. El modo en que este funcionó nos condujo al neoliberalismo. Y Trump paró, mejor que gran parte de la izquierda, la crisis del capitalismo liberal. Aceptando esto, la izquierda deberá inventar algo nuevo o será su final.

Sé que es problemático, pero la izquierda debe pensar, no diré en abolir el mercado o el capitalismo, pero sí en someterlo a un control colectivo más fuerte. Incluso si ello implica un Estado más fuerte, pero no me refiero al Estado nación. Yo creo en un control más global, primero ­paneuropeo, pero luego global. Ante las amenazas ecológicas, los desastres naturales y la inteligencia artificial, tiene que haber una cooperación global más fuerte.

Tenemos que tener claro que los viejos buenos tiempos de la socialdemocracia liberal pasaron. Las reglas han cambiado. No podemos hablar de un mundo mejor, sino de supervivencia colectiva, de continuar con algún tipo de vida normal, con libertades, en un estado de emergencia.

Joseba Elola, entrevista a Slavoj Zizeck: "La sabiduría es lo que más odio ...", El País 18/05/2025


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