Els objectius del lobby sionista.





La viabilidad de Israel, su existencia misma de hecho, se basa en dos pilares: el material y el moral. El primero es muy sólido, y el ejemplar comportamiento de Israel durante la crisis financiera de 2008 es un ejemplo de su solidez. Es un país con una alta tecnología, con prolíficas industrias de exportación, tanto militares como civiles. Desde hace más de diez años, forma parte de la OCDE, un símbolo de su desarrollo y de su prosperidad general. El pilar moral, por el contrario, ha ido erosionándose constantemente con los años. Las críticas han ido dirigidas principalmente contra las políticas del Estado, no contra su existencia. El Gobierno israelí, sin embargo, las contemplaba como un intento de deslegitimar al Estado judío. En consecuencia, la actividad lobista en el siglo XXI no se ha centrado en defender las políticas aplicadas en la actualidad por Israel en la Palestina histórica, sino que se ha dirigido contra cualquier indicio imaginario o real de que el Estado y su ideología afrontan una condena internacional. Los israelíes lo denominan la lucha contra la deslegitimación.

El lobby sionista está compuesto por una red enorme de personal remunerado y voluntarios que trabajan para este proyecto 24 horas al día, siete días a la semana, aunque no tiene demasiado trabajo en lo que a la política de alto nivel se refiere. Los lobistas tienen buenas razones para estar satisfechos en lo referente a su influencia sobre los gobiernos a lo largo de los años. Tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña, presidentes y primeros ministros saben lo que Israel espera y tolera. Desde 1948, esta autocensura y subordinación a los deseos de Israel ha triunfado sobre cualquier disensión por razones de principios. El Parlamento y el Congreso se comportan de forma similar, al igual que los medios de comunicación y los académicos convencionales. Pero en la era de internet y los medios alternativos, ya no es posible controlar la sociedad civil. El lobby se siente obligado a eliminar de raíz cualquier simpatía creciente hacia Palestina, ya sea en forma de llamamientos al boicot o en forma de flotillas humanitarias con destino a Gaza. También hay que suprimir la producción de conocimiento que respalde las exigencias de los palestinos. Así es como seguirá procediendo la defensa de Israel hasta que actores locales, regionales e internacionales tengan la valentía de enfrentarse a estos torrentes de supresión mediante acciones civiles y judiciales. Y eso está ocurriendo ya. En la década de 1980, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, el lobby asumió unos objetivos mucho más ambiciosos. Lo que se pretendía era controlar, donde y cuando se diese, cualquier relato que cuestionase el de los sionistas. El lobby está obsesionado con controlar la conversación sobre Israel y Palestina, y cualquier fallo en dicha empresa le parece una amenaza existencial para Israel.


Ilan Pappe, A las élites es posible comprarlas ..., El País 14/0472025


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