El subjecte neoliberal.
I
II
Remarcando entonces el carácter “constructivo” del neoliberalismo y
no sólo su faz destructiva, o insistiendo en el orden que se pretende
hacer surgir a partir de sus destrucciones, se puede mostrar que las
técnicas de gobernación propias del neoliberalismo tienen como
propósito, en consonancia con la racionalidad que lo configura,
producir, fabricar, un nuevo tipo de subjetividad. A diferencia del
sujeto moderno, diferenciado en sus fronteras jurídicas, religiosas,
institucionales, etc., el sujeto neoliberal se homogeneiza, se unifica
como sujeto “emprendedor”, entregado al máximo rendimiento y
competencia, como un empresario de sí mismo. Un empresario de sí mismo
que, a diferencia de los “cuidados de sí” clásicos o modernos que
apuntaban, en el caso clásico, a protegerse de los excesos, en el caso
moderno, a buscar la mejor adaptación o alienación soportable, el
empresario de sí, el sujeto neoliberal, vive permanentemente en relación
con lo que lo excede, el rendimiento y la competencia ilimitada.
III
Las técnicas de gestión, los dispositivos de evaluación, los coach,
los entrenadores personales, los consejeros y estrategas de vida son el
suplemento social del sujeto neoliberal producido por los dispositivos
de la racionalidad neoliberal. El sujeto neoliberal, viviendo fuera de
su límite, en el goce de la rentabilidad y la competencia y
estableciendo consigo mismo la lógica del emprendedor está a punto de
fracasar a cada paso. El stress, el ataque de pánico, la depresión, “la
corrosión del carácter”, lo precario, lo líquido y fluido, etc.,
constituyen el medio en que el sujeto neoliberal ejerce su propio
desconocimiento de sí, con respecto a los dispositivos que lo gobiernan.
Esos dispositivos que le reclaman que sea “el actor de su propia vida”,
el que racionaliza su deseo en la competencia y en la técnica de
conducirse a sí mismo y a los demás Este es ahora el verdadero
“management del alma” del que habló Lacan en los ’50 y ahora se consuma.
IV
El neoliberalismo se propone como la racionalidad actual del
capitalismo. Podemos afirmar que su racionalidad cumple con lo analizado
por Heidegger con respecto a las “estructuras de emplazamiento” del ser
propias de la técnica, que provocan en el ser humano una presentación
de su existencia en forma de cálculo de sí, o con lo planteado por Lacan
en el Discurso Capitalista, donde el sujeto ya sólo está condicionado
por la “plusvalía” de goce. El fin último del neoliberalismo es la
producción de un sujeto nuevo, un sujeto íntegramente homogeneizado a
una lógica empresarial, competitiva, comunicacional, excedida todo el
tiempo por su performance. Sin la distancia simbólica que permita la
elaboración política de su lugar en los dispositivos que amaestran su
cuerpo y su subjetividad.
V
¿Pero se puede producir enteramente al sujeto? ¿Tienen los
dispositivos el poder y la fuerza material para secuestrar al sujeto y
volverlo un “neosujeto” emprendedor de sí? He aquí uno de los grandes
debates contemporáneos: ¿el sujeto es meramente una producción histórica
efectuada por los dispositivos del poder y el saber, como piensan los
foucaultianos? O, como han pensado Freud, Heidegger y Lacan, hay ciertos
elementos en la propia constitución estructural del sujeto, que ningún
orden político-histórico puede integrar al menos en forma total y
definitiva. La posible lucha contra el neoliberalismo depende de esta
cuestión: ¿qué hay en el advenimiento del sujeto en su condición mortal,
sexuada y mortal que no pueda ser atrapado por los dispositivos de
producción de subjetividades específico del neoliberalismo?
VI
Latinoamérica es actualmente, en alguno de sus países, la primera
contraexperiencia política con respecto al orden racional dominante en
el siglo XXI. El neoliberalismo se extiende no sólo por los gobiernos,
circula mundialmente a través de los dispositivos productores de
subjetividad. Por ello a Latinoamérica le corresponde la responsabilidad
universal de ser el lugar donde se pueda indagar todo aquello que en
los seres hablantes mujeres y hombres no está dispuesto para alimentar
la extensión ilimitada del sujeto neoliberal.
Jorge Alemán, Neoliberalismo y subjetividad, Página/12, 14/03/2013
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