El Senyor Sala i Martín, el nostre economista de capçalera.
Carta al director del programa Lecciones de Economía en TV3
Querido Sr. Director,
Desde que hace ya años volví del exilio, he sido primero Catedrático
de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y, más tarde,
Catedrático en la Universidad Pompeu Fabra, de Políticas Públicas,
materia multidisciplinaria que incluye varias áreas de conocimiento,
desde Economía Política y Política Económica a Ciencias Políticas y
Sociales, áreas en las que he trabajado durante más de cuarenta años en
The Johns Hopkins University.
Entenderá, pues, que con esta biografía sintiera gran alegría cuando
me informaron de que TV3, la televisión pública catalana, estaba dando
un programa, titulado Clases de Economía, que intentaba
popularizar los conocimientos económicos, muchos de los cuales encajan
en las áreas de políticas públicas en las cuales he estado trabajando
durante muchos años. Desde entonces he estado viendo el programa y
lamento decirle que éste me ha decepcionado, pues ustedes están dando
una visión muy sesgada de tales conocimientos. Dichas supuestas Clases de Economía
las da un economista, el Sr. Sala i Martín, que es bien conocido por
intentar promover una visión ultraliberal, representando una corriente
de pensamiento económico que está, por cierto, cada vez más
desacreditada, debido a los pésimos resultados que las políticas
públicas derivadas de tal doctrina están teniendo. La enorme recesión
que estamos sufriendo en la Eurozona, en Catalunya y en España es un
ejemplo de ello.
Permítame que le muestre los indicadores de tal pensamiento, que
atribuye gran número de los problemas de nuestras economías a una
supuesta excesiva intervención pública y que, en el caso de “su
economista” (tal como el presentador del programa presenta al Sr. Sala i
Martín en cada una de las sesiones semanales) alcanza niveles extremos.
Así, en una de sus presentaciones, “su economista” indicó que la
normativa pública que establece que los conductores de coches deban
llevar abrochados sus cinturones de seguridad cuando viajan ha tenido,
en realidad, un efecto negativo, pues ha dado a tales conductores una
sensación falsa de seguridad que les ha hecho conducir de una manera más
temeraria, provocando un mayor número de accidentes, muertes y heridos
de tráfico (vídeo de La Vanguardia, 17.09.12). Tal
aseveración en contra de la intervención normativa pública, como muchas
de las que hace “su economista”, carece de evidencia científica que la
avale. En realidad, todas (repito, todas) las referencias científicas
existentes sobre este tema indican lo contrario. Si usted quiere, le
puedo enviar documentos de los centros de investigación de seguridad
vial más reconocidas y respetadas, tanto en España como en EEUU, que
documentan que dicha normativa ha prevenido un enorme número de muertes y
heridos por accidente. En honor a la verdad, la mayoría de economistas
liberales no sostienen tal postura, pero el Sr. Sala i Martín es, como
indiqué antes, un ultra en su liberalismo, es decir, un neoliberal. El
neoliberalismo es la forma extrema de liberalismo, iniciada por el Sr.
Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en Gran Bretaña, y que ahora adquiere
su máxima expresión en el Tea Party (que controla el Partido Republicano
de EEUU) y en la ultraderecha económica próxima al capital financiero
que domina las instituciones financieras de la Eurozona.
El Estado como problema y su reducción como solución
Otro indicador de su postura neoliberal extrema es la aseveración,
hecha en su programa televisivo, de que los impuestos tienen siempre un
impacto negativo en la economía (asumiendo, por lo tanto, que la
economía más eficiente es la que tiene menos impuestos y menos Estado). Y
cuando el presentador de su programa, sorprendido por la contundencia
de su postura, se lo preguntó de nuevo, recordará que él insistió en que
sí que era siempre negativo, lo cual, de nuevo, carece de credibilidad.
Hay muchos países, como varios países escandinavos entre otros, donde
los impuestos representan un porcentaje elevado del PIB y suponen un
componente importante del presupuesto familiar y donde tienen, además de
unos servicios y transferencias del Estado del Bienestar muy
desarrollados, una elevada calidad de vida y unos indicadores, no sólo
de equidad, sino también de eficiencia económica muy elevados. Que los
impuestos sean buenos o malos para los contribuyentes y para la economía
depende de en qué se gastan y para qué objetivos. La aseveración de que
los impuestos son siempre negativos carece de credibilidad científica.
Los impuestos, el gasto público y la intervención pública pueden hacer
la economía más eficiente y para el ciudadano puede ser mejor pagar
servicios colectivos vía impuestos que a través de seguros privados o
pago directo, tal como “su economista” afirma.
Otra postura, igualmente doctrinal, es su afirmación, hecha en su
programa, de que imprimir dinero por parte de los Bancos Centrales
siempre lleva a la inflación, ignorando que, desde que se inició la
crisis, tanto el Banco Central de EEUU (el Federal Reserve Board) como
el Banco Central Europeo han estado imprimiendo mucho dinero sin que
ello haya provocado ninguna inflación. En realidad, el peligro es que
hubiera una deflación, que es precisamente lo contrario. El que la
impresión y distribución de dinero provoque inflación o no depende del
contexto en que esta medida de política monetaria ocurra. Decir que
imprimir dinero causa siempre inflación no es una declaración
científica. Es una afirmación ideológica.
Los recortes como medidas necesarias para incrementar la eficiencia
Otro indicador es su postura de que los recortes de gasto público,
incluido el gasto público social, de nuestro país no tienen un efecto
negativo, pues “su economista” asume que hay mucha grasa en nuestros
servicios públicos, como en sanidad, que necesita eliminarse para poder
adelgazar y tener mayor eficiencia económica. Tal aseveración ignora
varios hechos. Uno de ellos es que Catalunya y España ya son los países
que tienen un gasto público social y sanitario por habitante de los más
bajos de la UE-15. Está ya muy, pero que muy adelgazado. Adelgazarlo más
podría matarlo. Lo que “su economista” dice podría aplicarse a un país
como EEUU, donde la sanidad está privatizada (el modelo que el Sr. Sala i
Martín favorece) y donde se gasta ya un 17% del PIB. No hay duda de que
hay muchísima grasa (sobre todo en las compañías de seguros que
gestionan la mayoría de la sanidad en el sistema sanitario
estadounidense). Pero Catalunya y España se gastan sólo un 6% y un 7,5%
del PIB. A pesar de esta pobreza, el Sr. Sala i Martín quiere recortar
incluso más, pues considera que este dinero sostiene una estructura
sumamente insuficiente, llena de enchufados, que no sirve a los
ciudadanos, como escribió recientemente en La Vanguardia (“Al
servicio de los ciudadanos”. 17.01.13). Por lo visto, “su economista”
conoce muy poco el sistema estadounidense, donde la carga administrativa
es más grande, la asfixia burocrática (privada) es abrumadora y la gran
mayoría de la población está insatisfecha. Un signo de insensibilidad
hacia el usuario es que el 39% de personas que se están muriendo (que
tienen una enfermedad terminal) expresan estar preocupados porque no
saben como ellos o sus familiares pagarán sus facturas, tal como
documenta la revista científica Annals of Internal Medicine 2000; 132:451 – Study of 988 terminally ill patients). Es
un sistema cruel, muy poco equitativo y dramáticamente ineficiente.
Ahora bien, las compañías de seguros se forran y los beneficios de tales
empresas son enormes. Supongo que a esta situación el Sr. Sala i Martín
la define como eficiencia económica.
Su desconocimiento de la realidad estadounidense aparece también
cuando, repitiendo lo que dice el Tea Party, indicó que el Presidente
Obama contribuyó al crecimiento del déficit público a base de una
hipertrofia del gasto público. En realidad, el déficit público ha
disminuido durante el periodo Obama, pasando de casi el 12% del PIB en
2009 al 8,5% en 2012. Esta manipulación de los datos es una constante, y
ello con el objetivo de resaltar su postura. Es frecuente que utilice
maliciosamente el término socialismo para definir el régimen dictatorial
soviético, mostrando tal régimen como ejemplo del fracaso del
socialismo, sin citar que los países que tienen economías más eficientes
y con mayor calidad de vida incluyen países que han estado gobernados
durante un mayor número de años desde la II Guerra Mundial por partidos
socialistas, como muchos países escandinavos. Y así un largo etcétera.
Ni que decir tiene que siempre asume que el sector privado es más
eficiente que el público, intentando reducir al máximo este último. Su
última propuesta para Catalunya, hecha en su programa hace unos días, es
eliminar el Servicio de Correos Público pues, según él, internet hace
innecesario tal servicio público, ignorando que hay muchísimos catalanes
–sobre todo los ancianos- que no se encuentran cómodos o no tienen
acceso a internet y que Correos sirve otras funciones vitales tales como
el transporte de paquetes y otro material.
Lecciones de economía o de ultraliberalismo
Ni que decir tiene que “su economista” se presenta como “el
economista” portador de la ciencia económica. Esto se hace
constantemente en su programa, en su programa y fuera de él. Se atribuye
hablar en nombre de las ciencias económicas. Así, en el artículo ya
citado “Al servicio de los ciudadanos”, el Sr. Sala i Martín, a fin de
defender su tesis ultraliberal de que los recortes del gasto público
sanitario son, en realidad, buenos para tal sector, pues son recortes de
servicios innecesarios (la grasa existente en el cuerpo público obeso),
indica que: “Hace décadas que los economistas decimos que la mejor
manera de financiar servicios públicos con problemas de congestión como
las carreteras no son los impuestos ordinarios sino el cobro directo a
los usuarios”. Esta frase es o bien un indicador de una enorme
ignorancia (hay cientos de economistas que no creen que la solución al
problema sea aumentar el cobro directo) o de una flagrante manipulación
(intentando presentar una mera postura ideológica como científica).
Seguro que es lo último y no lo primero. Y podría ir citando más y más
indicadores del carácter ideológico de la doctrina que este señor
promueve.
Ahora bien, créame cuando digo que soy profundamente demócrata y no
le pido que deje de invitar a tal señor a sus “Clases de Economía”.
Pero, por respeto a la verdad, le pido que cambie el título y le ponga
“clases de ultraliberalismo”. Pero le tengo que recordar que su salario
lo paga el pueblo catalán y, como servidor público, usted debe informar y
no promover una ideología como lo está haciendo. Cuando el moderador lo
presenta como “su economista” usted tiene que ser consciente de que la
casa de TV3 no es propiedad suya, sino del pueblo catalán. De ahí que,
en el caso de que quiera mantener el título de “Clases de Economía”,
tenga entonces que abrir el abanico de sensibilidades. Invite, dándole
el mismo protagonismo, a economistas de distintas sensibilidades.
Catalunya tiene excelentes economistas, que son más parecidos al
pensamiento de Joseph Stiglitz, Paul Krugman, Gunnar Myrdal (del cual
fui discípulo), o Joan Robinson, que al de Robert Barro, ultraliberal,
que es el guía mentor del Sr. Sala i Martín. ¿O es que tales economistas
que cito no son economistas? Si usted quiere, le puedo enviar una lista
enorme de otras voces y economistas a los cuales ahora tienen
olvidados. Y, por favor, no me inviten a mí a hacerme una entrevista
para equilibrar las presentaciones semanales de su economista. Si
quieren ser equilibrados y demócratas, inviten a economistas
alternativos cada vez que aparezca su economista ultraliberal. Y en
nuestro país los hay de muy buenos.
TV3 es de todos
Permítame, en este contexto, hacer otra observación, como catalan que
ha luchado, como miles y miles de catalanes, por tener democracia
auténtica en este país, democracia que, como su programa muestra,
todavía no tenemos.
Seguro que usted ama a Catalunya. Pero tiene que ser consciente de
que las políticas públicas afectan para bien o para mal el bienestar de
la población, dependiendo de qué políticas se aplican. Pues bien, la
aplicación de las políticas ultraliberales ha tenido un enorme coste
humano. De ahí que esta carta mía no se dirija al Sr. Sala i Martín que,
si responde, será previsiblemente con los insultos que caracterizan su
discurso, a los cuales, por cierto, no se puede contestar porque los
forums donde escribe le protegen, teniendo una gran inmunidad.
Esta carta va dirigida a usted y a sus superiores. Están promoviendo
unas políticas, ignorando sus consecuencias. Privatizar la Seguridad
Social, tal como “su economista” ha propuesto (y tal como el General
Pinochet hizo en Chile) ha causado un enorme daño a las clases populares
chilenas. Francamente, sólo el pensamiento de que tal señor fuera el
futuro Ministro de Economía de la futura Catalunya independiente, me
hace perder cualquier entusiasmo que pudiera haber tenido respecto a que
nuestro país pudiera alcanzar la independencia. La evidencia acumulada
del impacto desastroso de las políticas neoliberales es abrumadora.
Las enormes cajas de resonancia que el Sr. Sala i Martín tiene no se
deben a la potencia de sus argumentos, sino al poder de los intereses
financieros y empresariales que lo promueven. Pero usted no está al
servicio de tales intereses sino al servicio de todo el pueblo catalán.
Nos ha costado mucho, muchísimo –más de lo que usted se imagina- poder
alcanzar la democracia que tenemos. No la viole usted. Le ruego que
nunca lo olvide.
Atentamente,
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
http://blogs.publico.es/dominiopublico/6676/la-promocion-del-ultraliberalismo-en-la-television-publica-catalana/
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