Christian Laval: "La crisi del neoliberalisme atreu més neoliberalisme".
Chistrian Laval |
Desde 2008, algunos autores muy famosos como Joseph Stiglitz
han anunciado el final del neoliberalismo. Su diagnóstico defendía que
el neoliberalismo iba a desvanecerse cuando descubriésemos las
consecuencias desastrosas a las que nos conducía. En nuestro libro
tratamos de demostrar que eso no es así a partir de un análisis
histórico del neoliberalismo, en el que se concluye que más allá de ser
el neoliberalismo una doctrina, es un sistema de normativas en las
cuales está inmersa toda la sociedad, también quienes nos dirigen. Se
trata de un sistema que se impone tanto a los dirigentes, como a quienes
dirigen. Lo observamos hoy día en Europa con todos los gobiernos, sean
de derecha o de izquierda, que se están viendo obligados a seguir las
normas que ellos mismos se han dictado: la regla de oro del equilibrio
presupuestario, la estabilidad monetaria, la lucha contra la inflación…
todo ello nos está llevando a consecuencias sociales desastrosas.
En este sentido, afirman en su libro que lejos de acarrear un
debilitamiento de las políticas neoliberales, la crisis ha llevado a un
refuerzo brutal de las mismas, es más, y leo textual: “La creencia de
que la crisis financiera es el clarín del final del capitalismo
neoliberal es la peor de las creencias”, ¿explique por qué?
La crisis del neoliberalismo atrae aún más neoliberalismo. Ya estamos
muy lejos de las predicciones de 2008 que nos anunciaban el fin de este
sistema. Actualmente vemos que las normas del neoliberalismo están más
asentadas que nunca en la sociedad en la que vivimos.
“La economía es el método. El objetivo es cambiar el alma”.
Margareth Thatcher 1988. ¿Este era el espíritu del paradigma
socioe-conómico que iba a hegemonizar el final del siglo XX hasta
nuestros días? ¿En qué situación nos encontramos en la actualidad?
Desde entonces hasta ahora han empeorado bastante las cosas. Como
hemos profundizado más en las normas neoliberales que gobiernan la
sociedad, cada persona en sí misma ha quedado prisionera de esta lógica,
y cada vez más, estamos atados a las normas que nos rigen en la
actualidad.
¿Esa es la nueva razón-mundo de la que hablan en su libro,
que se impone a todos los ámbitos sociales llegando afectar incluso a la
gestión de la vida privada de cada uno de nosotros?
Afecta a la vida, a la gestión del planeta, a la del equilibrio de
las relaciones sociales… y nos lleva a una situación catastrófica. Por
eso el concepto ‘razón-mundo’, es un concepto que se puede entender
hasta con un sentido irónico ya que más bien sería la ‘desrazón-mundo’,
porque con esta lógica llegamos a situaciones absurdas.
Cuando utilizamos el término ‘razón’ es en el sentido de una lógica normativa, una lógica de normas generales dentro de la construcción del sistema hegemónico en el que nos encontramos y que ha conseguido extender a todos los ámbitos sociales, la normativa de las reglas del mercado que se rigen por la competencia. Esto conlleva que cada uno de nosotros gestionemos nuestra vida privada, del mismo modo que se gestiona una empresa, es decir, tratando de sacar el máximo rendimiento posible, incluso, en las relaciones personales. Eso implica cierta subjetividad que afecta a nuestra propia intimidad.
Cuando utilizamos el término ‘razón’ es en el sentido de una lógica normativa, una lógica de normas generales dentro de la construcción del sistema hegemónico en el que nos encontramos y que ha conseguido extender a todos los ámbitos sociales, la normativa de las reglas del mercado que se rigen por la competencia. Esto conlleva que cada uno de nosotros gestionemos nuestra vida privada, del mismo modo que se gestiona una empresa, es decir, tratando de sacar el máximo rendimiento posible, incluso, en las relaciones personales. Eso implica cierta subjetividad que afecta a nuestra propia intimidad.
Un ejemplo de ello es cómo se está transformando la relación entre
estudiantes y los estudios. Suben las tasas universitarias, considerando
así la educación como una inversión, lo que implica que posteriormente
habrá un retorno financiero de la misma. Se establece de este modo una
subjetividad financiera, que conlleva que cada uno de nosotros
establezca consigo mismo una relación de tipo capitalista. Lo mismo
ocurre con la vivienda y con la salud, ahora que tanto se habla del
capital salud. Lo que significa que el neoliberalismo se ha introducido
en todos los ámbitos sociales, hasta llegar a convertirse en una forma
de vida.
Afirman
en su libro que sólo entendiendo esta compleja racionalidad se le podrá
oponer una verdadera resistencia y encontrar nuevos caminos hacia otro
porvenir, ¿en qué punto nos encontramos en este sentido en Europa
actualmente?
Este tipo de sistema no apela a la consciencia ni menos a la
adhesión. Todos estamos dentro de la sociedad, con lo cual, nadie escapa
del sistema dominante que es el regido por las reglas neoliberales.
Ahora bien, a todo sistema dominante le corresponde su resistencia.
El sistema neoliberal es un sistema que funciona de manera oblicua, insidiosa, que no pasa por mandamientos objetivos enunciados, y puesto que tiene como efecto el hecho de que nos obliga actuar de manera individual y no colectiva, a la resistencia le es muy difícil organizarse. En este sentido, vivimos continuamente enfrentándonos a situaciones esquizofrénicas y pongo un ejemplo: cuando tenemos la necesidad de elegir un hospital si nos encontramos enfermos, ¿cómo lo hacemos? A pesar de estar a favor de la defensa de la sanidad pública, individualmente nos vemos obligados a elegir un buen hospital, más allá de que sea público o privado. Lo mismo sucede a la hora de elegir un colegio para nuestros hijos, independientemente de que estemos a favor de la enseñanza pública, si no hay un colegio público que nos parezca bueno, al final, acabaremos acudiendo a la enseñanza privada tal y como nos marcan las reglas del mercado.
El sistema neoliberal es un sistema que funciona de manera oblicua, insidiosa, que no pasa por mandamientos objetivos enunciados, y puesto que tiene como efecto el hecho de que nos obliga actuar de manera individual y no colectiva, a la resistencia le es muy difícil organizarse. En este sentido, vivimos continuamente enfrentándonos a situaciones esquizofrénicas y pongo un ejemplo: cuando tenemos la necesidad de elegir un hospital si nos encontramos enfermos, ¿cómo lo hacemos? A pesar de estar a favor de la defensa de la sanidad pública, individualmente nos vemos obligados a elegir un buen hospital, más allá de que sea público o privado. Lo mismo sucede a la hora de elegir un colegio para nuestros hijos, independientemente de que estemos a favor de la enseñanza pública, si no hay un colegio público que nos parezca bueno, al final, acabaremos acudiendo a la enseñanza privada tal y como nos marcan las reglas del mercado.
Esto es consecuencia de las normas que los propios gobiernos han dado
a nuestras sociedades, basadas en la competencia del mercado, abaladas
por el poder ejecutivo y judicial, y cuyo fin es sacar el máximo
rendimiento posible de todo. Ante una situación en concreto de elegir un
hospital o una universidad, nos vemos en la obligación de actuar como
hombres o mujeres económicos y decidimos en función de nuestro nivel de
renta, incluso si estamos a favor de la igualdad y este tipo de
conceptos muy bonitos en la teoría, pero que en la práctica muchas veces
no llevamos a cabo porque el sistema nos obliga a actuar como hombres o
mujeres económicos individuales.
En contra de lo que se ve como una percepción inmediata de que son los mercados quienes, desde el exterior, han conquistado los Estados y les dictan las políticas a seguir, son ciertamente los Estados -empezando por los más poderosos- los que han introducido y universalizado en la economía, en la sociedad y hasta en su propio seno, la lógica de la competencia y el modelo de la empresa. ¿Ponga ejemplos concretos que nos ayuden a entenderlo mejor?
Las fronteras entre lo público y lo privado desaparecen. El Estado ha
sido quien ha proporcionado las reglas del mercado que luego se han
extendido a otros ámbitos sociales.
Nos equivocamos al hablar del poder del capital, porque son los propios Estados los que han dotado a los mercados de la lógica que hoy impera.
No es una causa, sino un efecto. Por ejemplo, ¿quién permite a las agencias de dotación ser la instancia de disciplina que son? Son los Estados quienes se apoyan sobre esas agencias de dotación para legitimar las políticas que han puesto en marcha.
Nos equivocamos al hablar del poder del capital, porque son los propios Estados los que han dotado a los mercados de la lógica que hoy impera.
No es una causa, sino un efecto. Por ejemplo, ¿quién permite a las agencias de dotación ser la instancia de disciplina que son? Son los Estados quienes se apoyan sobre esas agencias de dotación para legitimar las políticas que han puesto en marcha.
El ordoliberalismo [es la forma alemana del neoliberalismo surgida
entre la década de 1930 y 1940, que se impondrá tras la guerra el la
República Federal Alemana] alemán mostraba que el Estado tenía que
actuar para mantener el orden del mercado y eso es precisamente hoy el
fundamento de la Unión Europea.
El ordoliberalismo se diferencia del neoliberalismo en que en éste último, los Estados son los que otorgan una normativa jurídica y política al orden del mercado, legitimándolo y quedando así sometidos a él.
El ordoliberalismo se diferencia del neoliberalismo en que en éste último, los Estados son los que otorgan una normativa jurídica y política al orden del mercado, legitimándolo y quedando así sometidos a él.
Se llega a la implementación de un principio inscrito en la
Constitución Europea: la competencia entre las economías europeas,
combinado con la existencia de una moneda única gestionada por un banco
central garante de la estabilidad de los precios.
Marx, Weber y Polanyi ya decían que el mercado no actúa sólo, sino que siempre es apoyado por los Estados. Las teoría de estos autores, ¿lejos de ser anacrónicas son necesarias tenerlas en cuenta para tratar de comprender lo que sucede actualmente?
Todos estos autores clásicos dijeron que los Estados fueron claves
para la creación del capitalismo. Existe una trampa cuando criticamos el
neoliberalismo como el fanatismo del mercado y es considerar que las
reglas del mercado surgen de forma espontánea, sin tener en cuenta que
detrás de ello existe toda una normativa jurídica y política que lo dota
de sentido y lo mantiene vivo. No hay que subestimar al adversario
(sonríe). Aquellos que siguen diciendo que el mercado se regula por sí
mismo nos tratan de mostrar una fachada, pero hay que saber mirar
detrás. La Comisión Europea, la Corte Europea… son quienes han dotado de
una normativa jurídica-política al tipo de sociedad que hoy rige en
Europa. Son los Estados quienes han construido el sistema neoliberal en
el que vivimos.
Muchas personas en Francia con este libro han descubierto que el
sistema neoliberal en el que vivimos se ha construido y no lo que nos
quieren hacer creer: que surge de forma espontánea Esto demuestra hasta
qué punto desconocíamos nuestra historia.
Por
eso la necesidad de refundar Europa, según su libro, no puede ser
implementado por una instancia gubernamental, ni siquiera puede ser
monopolio de un Parlamento. Sólo puede ser el acto de los propios
ciudadanos Europeos. ¿Cómo hacerlo?
No vivimos actualmente sólo en una crisis económica y social, vivimos
en una crisis de refundación de Europa. De forjar los propios cimientos
de una nueva Europa.
Toda la rigidez, la disciplina, las normas nos han llevado a un tremendo fracaso. La ‘democracia’ europea se ha creado y sustentado a costa de la mutilación de una parte de la sociedad. La construcción de Europa se ha llevado a cabo mediante una normativa rígida basada en la competencia del mercado y nos han hecho creer además, que lo construido es inamovible e intocable para la ciudadanía, convirtiendo la democracia en innaccesible para la mayor parte de la sociedad.
Toda la rigidez, la disciplina, las normas nos han llevado a un tremendo fracaso. La ‘democracia’ europea se ha creado y sustentado a costa de la mutilación de una parte de la sociedad. La construcción de Europa se ha llevado a cabo mediante una normativa rígida basada en la competencia del mercado y nos han hecho creer además, que lo construido es inamovible e intocable para la ciudadanía, convirtiendo la democracia en innaccesible para la mayor parte de la sociedad.
Actualmente estamos en pleno proceso de revolución democrática.
Prueba de ello es lo que los españoles han llamado ‘Democracia Real’ y
que viene a poner en tela de juio el marco normativo neoliberal. Esta
‘Democracia Real’ implica que los ciudadanos tienen el derecho de
cambiar el marco normativo legal si es lo contrariamente opuesto de lo
que significa la democracia. Existen dos maneras posibles de hacerlo:
que los responsables europeos sean capaces de reconducir las reglas para
favorecer el crecimiento económico y mantener el empleo, o si eso no
sucede, habrá una posible explosión social y política, y por tanto
histórica. Podría significar la ruptura del marco normativo en el que
nos encontramos.
Se necesitará una coordinación nacional e internacional de un movimiento social, lo que supondrá que la población deberá superar el momento de resignación en el que vive en su día a día.
Se necesitará una coordinación nacional e internacional de un movimiento social, lo que supondrá que la población deberá superar el momento de resignación en el que vive en su día a día.
Lo más difícil será institucionalizar la autonomía frente al sistema.
Porque no podemos apoyarnos más sobre los partidos políticos, lo que
supone que tenemos que ser capaces de inventar una alternativa creíble y
viable. Estamos ante una situación difícil porque las antiguas formas
de socialismo están agotadas, lo que hace que estemos ante una situación
curiosa: por un lado hay una grave crisis del neoliberalismo, pero
también de la alternativa. De ahí la gran tarea que tienen los
intelectuales europeos: por un lado debemos hacer lo que estamos
haciendo, realizar un análisis de la situación y por otro lado, estar
coordinados con los movimientos sociales para trabajar juntos en la
redefición de los criterios de un mundo postcapitalista, que no
signifique una regresión en las libertades individuales y que favorezca
el desarrollo de las capacidades de cada uno, para poder vivir en
armonía. Hay un inmenso trabajo intelectual que hacer, al mismo tiempo
que se desarrolla el movimiento democrático y social en la calle.
¿Lo difícil es que estamos fragmentados y no tenemos objetivos comunes sobre los que luchar? ¿Está de acuerdo en que la desobediencia civil no violenta organizada debe ser el camino?
La línea directriz debe ser coherencia en objetivos y supone proponer
una alternativa válida a la vigente. Las antiguas formas políticas de
izquierda, el comunismo y el socialismo, están agotadas. Necesitamos
encontrar nuevas formas.
Debe haber una coordinación de luchas, pero también de experiencias
que sean distintas e incluso opuestas totalmente a la lógica dominante.
Hay que trabajar sobre el tema de lo ‘común’, la comunidad. Si el
neoliberalismo ha llegado a través de un constructivismo, tenemos que
crear nuevas normas, nuevas instituciones, que se basen sobre principios
distintos. Según nuestro punto de vista [el suyo y el de Pierre Dardot,
el otro autor del libro 'La nueva razón del mundo'], lo que faltaría
por hacer es volver a definir este principio del ‘común’, que en la
teoría histórico-social ha aparecido en distintos momentos en los que
podía representarse como vida humana, libre y dinámica. Pienso por
ejemplo en el socialista francés Proudon, que hacía de la fuerza
colectiva propia, la esencia de la sociedad.
¿Dónde ha estado la izquierda europea todo este tiempo?
Se reinventa, de vez en cuando hay nuevos partidos que aparecen, como
el ‘Frente de Izquierda’. Pero lo que es más impactante es la
descomposición de la socialdemocracia. No tiene espacio propio ya,
debido a que ha participado en la construcción de la reglas
neoliberales. Francia es un claro ejemplo de ello. En 10 meses el nuevo
presidente Hollane, ha cumplido perfectamente todos los objetivos
marcados desde Europa: austeridad, competitividad, inflación… y en esos
10 meses se ha olvidado por completo de las promesas electorales hechas
en su día, que decían lo contrario a lo que está haciendo.
Según su libro, no nos enfrentamos a un simple “desencanto
democrático” pasajero, sino a una mutación mucho más radical cuya gran
aptitud se pone de manifiesto en la desimbolización que afecta a la
política, ¿quizás en una situación como nunca antes había vivido Europa
desde que alcanzó la democracia?
Estamos actualmente hablando de una salida de la democracia. Estamos entrando en una era postdemocrática a nivel institucional.
Hoy en día la democracia se ha descompuesto, ya no provoca satisfacción a la gran mayoría de la ciudadanía. Las políticas democráticas se han desarmado, han perdido por completo su iniciativa propia, sólo siguen órdenes que vienen del exterior. Pero no creo que los pueblos se puedan deshacer de este modelo de estructura política y social de forma tan sencilla. A pesar de eso y de que las manifestaciones son intermitentes y desorganizadas, existe una cierta revolución social que está en marcha, incluso no estando coordinada.
Hoy en día la democracia se ha descompuesto, ya no provoca satisfacción a la gran mayoría de la ciudadanía. Las políticas democráticas se han desarmado, han perdido por completo su iniciativa propia, sólo siguen órdenes que vienen del exterior. Pero no creo que los pueblos se puedan deshacer de este modelo de estructura política y social de forma tan sencilla. A pesar de eso y de que las manifestaciones son intermitentes y desorganizadas, existe una cierta revolución social que está en marcha, incluso no estando coordinada.
En su libro no las encuentro pero ¿cree que existen razones para el optimismo?
Todo sistema hegemónico genera resistencia, esa resistencia tiene que
reinventar nuevas maneras de actuar, de ser… de manera objetiva. La
gente sin trabajo, que está en la precariedad más absoluta, se está
viendo obligada a tejer nuevos lazos solidarios lo que puede desembocar
en una nueva explosión social.
Salvando las distancias, como ejemplo está la invención del socialismo entre 1820-1850, aunque son momentos históricos muy diferentes que hay que saber diferenciar.
Salvando las distancias, como ejemplo está la invención del socialismo entre 1820-1850, aunque son momentos históricos muy diferentes que hay que saber diferenciar.
Esperemos que del ‘común’, que de la nueva racionalidad del ‘común’,
se constituya, se elabore este sistema político nuevo. A lo largo de la
historia se ha pensado muchas veces en la insistencia humana basada en
el criterio de lo colectivo y el bien común. Es en eso en lo que tenemos
que pensar en el futuro. El común debe ser algo instituido por reglas y
basarse en la cooperación entre individuos, no en la competencia.
Existe un eje histórico muy importante desde finales del siglo XVIII
con el cual tenemos que reconectar, para pensar en la nueva sociedad
como una cooproducción de reglas, que serán las mismas que reorganicen
las relaciones entre individuos. Se trata de volver a pensar nuevas
formas sociales a partir de experiencias muy concretas, como
internautas, jóvenes artistas… que pongan en común sistemas de normas no
en pequeño comité, sino a nivel social, y así, poder elegir juntos las
nuevas reglas democráticas de conducta que regirán la nueva sociedad.
La nueva racionalización del común está elaborándose por todas partes
actualmente en el mundo, a pesar de que todavía es imprecisa. Por
ejemplo, el movimiento altermundialista que nos permite repensar el uso
del planeta para el bien común. Hay una necesidad histórica de
reinventar una gestión nueva, porque estamos ante un sistema
productivista que no es viable, empezando porque los recursos del
planeta son limitados. Hay una obligación absoluta de inventar algo
nuevo, lo que nos da un impulso de esperanza para que la humanidad no se
aboque al suicidio colectivo en las próximas décadas y actúe de manera
revolucionaria, no necesariamente violenta.
Se deberán inventar nuevas formas de compartir el planeta. Esto hará que se desemboque en otra razón-mundo.
Se deberán inventar nuevas formas de compartir el planeta. Esto hará que se desemboque en otra razón-mundo.
Rebeca Mateos Herraiz, "Son los Estados olos que han cosntruido el sistema neoliberal en el que vivimos", periodismo humano, 11/03/2013
Sobre los autores:
Christian Laval es profesor de Sociología en la Universidad de París X
Nanterre y director del programa en el Collège international de
philosophie. También es miembro del Centro Bentham e investigador
asociado del Instituto de la Fédération Syndicale Unitaire. Está
especializado en la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham, sobre el
cual ha publicado varias obras, como La escuela no es una empresa
(2004), y en el análisis de las políticas educativas de inspiración
neoliberal. Actualmente participa en las revistas Revue du MAUSS y Cités
et La Pensée. Entre sus trabajos recientes destacan: L’Homme
économique, Essai sur les racines du néolibéralisme (2007), La nouvelle
école capitaliste (2011) y Marx au combat (2012).
Pierre Dardot es docente y filósofo especializado en la obra de Marx y
Hegel. Junto a Christian Laval, fundó en 2004 el grupo Question Marx.
En colaboración con este autor ha publicado varios libros sobre Marx y
su obra, como Sauver Marx? (2007) y Marx, Prénom: Karl (2012), que han
despertado el interés de los grupos de izquierdas en diversos países.
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