Qui no destija allò que no és present?
La palabra griega eros denota “deseo”, “falta”, “deseo de eso que está ausente”. El amante quiere lo que no tiene. Por definición, es imposible que tenga lo que quiere si, tan pronto como lo tiene, ya no lo quiere más. (23)
Platón vuelve y vuelve
sobre él. Cuatro de sus diálogos exploran lo que significa decir que el deseo
sólo puede ser de eso que está ausente, lo que no está a mano, lo no presente,
lo que no se posee ni está en nuestro propio ser: eros implica endeia.
El hambre es la analogía
que elige Simone Weil para este enigma:
Todos nuestros deseos son contradictorios, como el
deseo de comida. Quiero que la persona me ame. Sin embargo, si siente una
devoción total por mí, él ya no existe y dejo de amarlo. Y en la medida en que
no siente una devoción total por mí no me ama lo suficiente. Hambre y saciedad. (23-24)
Todo deseo humano se
balancea sobre el eje de una paradoja, la ausencia y la presencia son sus
polos, el amor y el odio su energía motriz. (25)
¿Quién desea lo que no
está ausente? Nadie. Los griegos dejaron esto en claro. Para expresarlo
inventaros el eros. (25)
Anne Carson (1986), Eros, el dulce amargo, Buenos Aires, Fiordo Editorial, 2015
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