Emocions (Ignacio Castro Rey)

 




… la verdad sigue ahí, en esta profundidad omnipresente que nos da miedo y condenamos a diario por su supuesta violencia, su naturaleza dañina, para nuestra hipocondríaca salud. Lo más importante y escandaloso es que no hayamos conseguido dejar atrás nada. La verdad nos sigue como una sombra, por eso es necesario asesinarla a diario. (26-27)

 Todo lo que sea información, interactividad y reemplazo constante, nos desarma, nos confunde en un fluir general. Aparentemente nos protege, nos libra del aislamiento, pero así nos quita también el absoluto existencial desde el cual podríamos ejercer una fuerza. (33)

 … las emociones no engañan, no tienen nada que ocultar y además no son nuestras, surgen en nosotros (359)

 … tenemos emociones porque nos enseñan algo que a veces no conviene saber (35)

 Nuestro mundo está obsesionado con la consciencia, el cerebro y el control (36)

 … el problema de las emociones es que asaltan la fortaleza externa del yo, desbordan su voluntad, su imagen, sus planes (37)

 Emocionarse es la expresión gestual de lo que queda de naturaleza en nosotros, bajo las cien capas de maquillaje que hoy recubren el papel social que adoptamos. Por muy sentimentales y sinceros que seamos, no es tan extraño que tengamos algunos estados emocionales e intentamos controlarlos. (37)

 En el fondo, lo que queremos erradicar es todo lo que sean raíces, lo que nos recuerda una vida que no puede cambiar en su trato con el dolor y la muerte. (45)

 … sin duda las emociones son peligrosas. Nos descubren. (49)

 Las emociones son súbitas, nos sorprenden a nosotros mismos. (51)

 La emoción es una vivencia en estado crudo que surge sin un ritual social que la encauces. Las emociones no saben contar hasta diez. Digamos que, en principio, no guardan ninguna distancia con su expresión, surgen del cuerpo, peor todavía, de la complicidad interna del cuerpo con los entornos, y por eso pueden afectar de lleno. para ser humanos, tarea hoy en desuso, habría que aprender a jugar con eso. (51)

Ignacio Castro Rey, Lluvia oblicua, Pre-textos, Valencia 2019


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