Els homes sense vincle naturals i el pacte social (José Luis Pardo).
Jardines de Villa Medici by Velázquez |
Arrancar (hipotéticamente) a los hombres de sus comunidades morales “naturales”
(natales), de sus raíces religiosas o de sus instituciones jurídicas
estamentales y gremiales, desvincularles de todo compromiso personal de
lealtad, privarles de sus apellidos y de sus jerarquías familiares (tratarles,
en suma, haciendo abstracción de todas sus particularidades) no es en Hobbes una obstinación arbitraria, pues
acaso esta operación no está sucediendo solamente en su imaginación, y bien
pudiera ser que su ingenio resultase en este punto más agudo y sagaz que el de
quienes aún se atenían a los “vínculos naturales” de los hombres con sus
comunidades de origen, es decir, a la realidad estamental procedente de la
sociedad feudal medieval, de las organizaciones gremiales y de los gobiernos
confesionales.
Es más que posible que, cuando Hobbes
pone del lado de la “naturaleza” (…) todas esas “realidades sociológicas” que
sus oponentes le acusan de haber groseramente olvidado o pasado por alto, esté
dibujando con un trazo firme y “del natural”, como Velázquez cuando pintaba los
jardines de la Villa Medici, la emergencia incontestable de los tiempos
modernos.
Del mismo modo que los individuos hobbesianos están liberados de cualquier
identidad específica y pueden ser llenados con cualquier clase de rasgos, las horas
del tiempo moderno pueden ser liberadas de las “tareas” del tiempo antiguo. Y
es también muy verosímil pensar que sin esta corriente de “descualificación”
que atraviesa la formación del tiempo antiguo, Y es también muy verosímil
pensar que sin esta corriente de “descualificación” que atraviesa la formación
del tiempo moderno no hubieran sido siquiera pensables ninguna clase de “revoluciones”,
incluidas la americana, la francesa y la inglesa, de la que Hobbes fue contemporáneo y testigo; y
que es de la necesidad de comprender esta perturbación histórica de donde
extrae sus conceptos filosóficos-políticos.
Quizá el desarraigo al que Hobbes
somete a los hombres que protagonizan su “estado de naturaleza” es, antes que
una fantasía útil que a tantos horroriza por sus consecuencias morales, la
realidad misma de lo que estaba sucediendo en Europa al mismo tiempo que las
mentadas e interminables guerras dinásticas creaban una situación política insostenible
(una guerra declarada o larvada que, como la de los “lobos” de Hobbes, no cesa nunca, y en la que sólo
se pueden señalar armisticios, treguas o aplazamientos y ceses de las
hostilidades, pero nunca un verdadero tratado de paz que le ponga fin, ya que
los “perjudicados” de los que hablaba Nietzsche
aguardan siempre su turno para vengar las ofensas recibidas y tomarse la
revancha). ¿Qué otra cosa, si no es precisamente esa “descualificación”
generalizada de los hombres, podrá terminar haciendo posible, no solamente el “Estado
de derecho”, sino la Declaración Universal de Derechos del Hombre y la emergencia
de las Ciencias Humanas, dado que ambas tienen como presupuesto a ese Hombre
enteramente descualificado, único a quien puede aplicarse propiamente el
calificativo de “ciudadano”.
Política sin amigos
José Luis Pardo, Estudios
del malestar. Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas,
Anagrama, Barcelona 2016
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