Ser autèntic.

Ser auténtico es ser veraz y honesto con uno mismo y con los otros. Pero eso no tiene por qué ser suficiente: hay ciertos requisitos, sin los que el concepto de autenticidad personal sería una cáscara vacía, definida ambiguamente y mal entendida. Aunque la autenticidad personal es en principio deseable, si faltasen ciertos elementos podría ir de hecho en detrimento de las relaciones interpersonales y el funcionamiento de la sociedad. Esos componentes necesarios de la autenticidad incluyen la conciencia, el análisis imparcial y el conocimiento preciso de uno mismo, el juicio reflexivo, la responsabilidad e integridad personal, el ser genuino y humilde, la empatía por el otro y el conocimiento de éste, así como la utilización óptima de las reacciones de los otros. Esos componentes tienen también que integrar la necesidad de limitar y ajustar la autenticidad de uno, dependiendo de la situación. Cualquier medida de autenticidad real no implica expresar el yo más íntimo, con todo su rango de emociones y cambios, en cualquier situación. En este contexto, ser consciente del momento presente, sin sesgos, tiene gran importancia, ya que mejora la claridad del diálogo interior y disminuye la implicación del ego. Pero, aún con todo ese rango de variables a considerar y con todas las precauciones tomadas, sería casi imposible tener en cuenta todas las incógnitas. Es importante considerar cómo las expresiones auténticas de uno, por muy cautas que sean, serían percibidas e interpretadas por otros. La regla de oro de tratar a los demás como a uno le gustaría ser tratado es esencial y puede ser tomada como guía.

La condición humana es tal que los factores evolutivos y de adaptación empujan a la mente hacia pensamientos más desagradables o negativos. Si todo el mundo se comportara auténticamente, sin limitaciones, la sociedad humana y la civilización estarían en peligro. Las personas revelarían el dolor profundo de sus vidas, la angustia inherente a la frágil existencia humana en la presencia de miedo, guerras, muerte e incertidumbre, así como de lo desconocido o incognoscible. Por otro lado, la lucha para trascender lo desconocido da un cierto sentido a la vida y nos eleva un poco por encima de nuestros orígenes.

En la ausencia de criterios claros para la autenticidad personal, los límites entre la autenticidad y su carencia no están claramente marcados. Esas tierras fronterizas son amorfas e inciertas y a menudo porosas y cambiantes, especialmente cuando se aplican a la política, los negocios o la cultura.

El proceso dinámico de cambio constante puede revelar múltiples facetas de la autenticidad personal. La elección más difícil es entre lo que es éticamente correcto y lo que es socialmente apropiado. El esfuerzo de intentar conectar con el mundo externo, mientras se intenta mantener algo de autenticidad, podría de hecho constituir la esencia de la vida.

Lo que hace único a un individuo no es quién es, sino en quién se convierte. Hacerse auténtico es un proceso, no un suceso. Incluye no sólo conocerse a uno mismo, sino también reconocer a los otros y su influencia en uno mismo, así como la influencia de las propias acciones sobre los demás.

Hacerse auténtico es un proyecto individual. Pero la autenticidad personal no debería confundirse con el individualismo radical. Si la búsqueda de la autenticidad personal es solo para lograr la realización personal o para satisfacer deseos personales, entonces es individualista y egocéntrica. Pero si va acompañada de la conciencia de los demás y está integrada con todos los aspectos del mundo externo, entonces es una lucha que vale la pena y no una tendencia superficial. La verdadera autenticidad personal no trata solamente de percepciones y sentimientos individuales, sino también de los que están ligados a aspectos externos de la realidad.

El conocimiento completo de uno mismo es inalcanzable; uno no puede explorar el laberinto entero de la conciencia humana. Pueden surgir obstáculos al no entender bien algunas partes de uno mismo, al haberlas olvidado o simplemente al desconocerlas. Uno tiene que luchar por tener un comportamiento moral, a pesar de la presión de la sociedad y de la masa a través del intercambio económico. Circunstancias difíciles, como la enfermedad, pueden llevar también a una duda e inseguridad excesivas; el verdadero conocimiento de uno mismo debe tener en cuenta estas condiciones.

Ser auténtico es ser veraz y honesto con uno mismo y con los otros, y eso requiere ciertas características personales, compromisos y responsabilidades.

Para ser auténtico, uno debe ser consciente de la relación compleja entre uno mismo y los otros y entre la autenticidad y la falta de ella. Uno debe ser consciente de su propia falta de autenticidad y de sus imperfecciones, y trascender el condicionamiento del pasado y del conjunto asociado de comportamientos que determinan su interacción con el mundo.

Para ser auténtico, uno debe ser consciente de la fragilidad e incertidumbre de la condición humana, incluyendo la conciencia y la aceptación de la mortalidad humana. Uno debe ser consciente del sufrimiento humano y de su lucha por la supervivencia; y uno debe de prestar atención a sus propios estados físicos y emocionales, así como a los de los otros. Ser auténtico es reconocer y aceptar el dolor, el miedo, la soledad y la vulnerabilidad como realidades de la condición humana, convirtiendo a estos en atributos naturales de la humanidad.

Ser auténtico es ser consciente de que el estado de uno puede determinar lo que uno piensa, o cómo uno percibe e interpreta las cosas. Uno debería ser capaz de tener un diálogo interno sin inhibiciones, pero al mismo tiempo debería dejar el diálogo personal al entablar un diálogo externo.

Para ser auténtico, uno debe ser consciente de los límites del conocimiento y la comprensión humanas, así como de las limitaciones del lenguaje natural para comunicar los propios pensamientos. Uno debe considerar la posibilidad de que cualquier verdad que crea saber sobre la naturaleza, incluyendo en ésta a la naturaleza humana, puede no ser la verdad definitiva. Ser auténtico es poner en duda las propias percepciones e interpretaciones, así como las de los otros, y estar dispuesto a aceptar la incertidumbre. Ser auténtico es reconocer y aceptar las limitaciones humanas como elementos de la autenticidad humana.

Ser auténtico es ser capaz de verse a uno mismo como parte de un todo y como un todo que contiene multitud de partes, y ser consciente de sus interacciones. Uno debe ser capaz de moverse por el laberinto de la propia mente y desplazarse hacia adelante y hacia atrás en el tiempo para conectar sucesos y recuerdos pasados y formar un sujeto coherente.

Ser auténtico es modular aspectos del propio yo interno dependiendo de las circunstancias; es la habilidad de reconocer y seleccionar las características auténticas más adecuadas para cada situación.

Ser auténtico es considerar la posibilidad de que el surgimiento de la vida humana y de la inteligencia sea un accidente cósmico sin sentido ni propósito, aparte de los designios humanos. Ser auténtico es designar algún propósito en la vida y, al mismo tiempo, no estar ligado a él como si fuera el único, sino uno entre muchos.

Ser auténtico es ser consistente con los principios y atributos señalados arriba, y al mismo tiempo ir con cuidado con esa consistencia, ya que podría inhibir la propia evolución. El descubrimiento de uno mismo es un proceso que dura toda la vida, y en cada etapa de no solo hay cosas que no conocemos, sino cosas que están surgiendo constantemente y mezclándose con las que ya conocemos o no. Los descubrimientos o interpretaciones sobre uno mismo y el mundo deberían considerarse con cuidado para asegurarse de que no inhiben o previenen su posible re-evaluación o evolución hacia una comprensión más profunda.

Ser auténtico es considerar la existencia como ni siempre absurda ni siempre con sentido, sino a veces una y a veces la otra, dependiendo de la perspectiva o el contexto.

Ser auténtico es reconocer que la naturaleza es lo que es, sin que importe el significado o interpretación que le dé la mente humana; le es indiferente la vida y el sufrimiento humanos, porque no es ni malvada ni bondadosa. Este es el estado fundamental de la naturaleza, independiente de la existencia humana. La naturaleza no es ni moral ni inmoral; no tiene ninguna idea de lo que está bien o mal. Conceptos como la moralidad, el sentido de la justicia, la honestidad y la autenticidad son exclusivos del género humano; esos conceptos han evolucionado en la sociedad como un conjunto de normas para lograr un poco de armonía en su seno.

Ser auténtico es considerar que, desde la perspectiva del universo entero, la mayoría de las cosas, incluyendo uno mismo, no son importantes, y reconocer que todos esos conceptos y valores son constructos humanos y que por tanto tienen sus limitaciones. Nos sentimos inclinados a desarrollar esos conceptos en un esfuerzo para facilitar la comunicación y el entendimiento, para aceptar nuestra existencia en el universo y describir la realidad, siendo plenamente conscientes de que el universo es demasiado complejo para tales conceptos. Pero esos conceptos nos ayudan a generar la esperanza de obtener un cierto sentido en nuestras vidas.

Esta lista de principios y atributos de la autenticidad personal no substituye a una definición precisa de autenticidad personal. Solo nos da un pequeño boceto, con la comprensión implícita de que nunca será completado del todo. Así pues, la autenticidad personal parece estar en los límites de la razón humana. A pesar de todo, como uno de los criterios principales de la autenticidad personal es ser veraz y honesto con uno mismo y con los otros, eso requiere una amplia comprensión de todo lo relacionado con la humanidad y la naturaleza.

Uno no será nunca capaz de implementar todos los rasgos y atributos de lo que implica ser auténtico. El nivel de auto-conocimiento y de autenticidad personal depende de una gran variedad de factores individuales, incluyendo diferentes circunstancias personales, habilidades interpretativas, cultura, religión, ideología, visión del mundo, así como de los detalles del carácter del individuo, su experiencia, conocimiento y factores emocionales. Así pues, cada individuo se percibe y se interpreta a sí mismo, a los otros y al mundo a su propia manera. Además, todo lo anterior está cambiando constantemente y su comprensión es siempre parcial y sesgada.

B. G. Yacobi, Elementos de la Autenticidad Humana, Philosophy to go, 04/01/2010
http://www.philosophytogo.org/wordpress/?p=1947&lang=es

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