La globalització i la riquesa de les nacions.
La pobreza extrema se ha reducido en términos absolutos, pero ha aumentado la desigualdad al interior de los países. El realineamiento de la economía mundial ha permitido reducir el número de pobres en 120 millones durante los noventa y aproximadamente 300 millones en la primera mitad de la década del 2000. Solo en China, por ejemplo, entre 1990 y 2005 la pobreza extrema disminuyó del 60% al 16% de la población. A pesar de la reducción de la pobreza absoluta, la desigualdad a nivel global no se ha reducido. El aumento gigantesco de la desigualdad en países como China o India ha surgido de estructuras económicas duales, por la incorporación de muchos millones de trabajadores desde zonas rurales de bajísimos ingresos a los sectores urbanos impulsados por los servicios y las manufacturas. El aumento de la desigualdad también se ha producido en las grandes economías del norte, como EE UU o Reino Unido, y está en el origen estructural de la crisis financiera del 2008. Por el contrario, otros países como Brasil o Sudáfrica han sido capaces de crecer vigorosamente y reducir los niveles de desigualdad.
De la evolución descrita se desprende que la velocidad y magnitud de los cambios han sido más profundas de lo que se pensaba hace 30 años, cuando la ideología neoliberal comenzaba su dominio y se destacaban las oportunidades que la globalización ofrecía para el crecimiento y el desarrollo, y por tanto la necesidad de abrirse y adaptarse para aprovecharlas. Pero mientras las transformaciones han sido de mayor calado que el inicialmente previsto, las políticas de reforma y redistribución en los países de la OCDE no han sido a menudo suficientes para compensar los desafíos de la globalización, y la desigualdad y vulnerabilidad social han aumentado.
Veinte años después, los mercados financieros globales imponen su dictadura, muchos Gobiernos nacionales se ven impotentes y la ciudadanía apenas percibe diferencias en las salidas a las crisis entre Gobiernos progresistas y conservadores. Y es que aunque los problemas siguen siendo locales, las soluciones pasan por propuestas y políticas globales.
Manuel de la Rocha, La riqueza cambiante de las naciones, El País, 08/01/2011
http://www.elpais.com/articulo/opinion/riqueza/cambiante/naciones/elpepiopi/20110108elpepiopi_12/Tes?print=1
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