Reivindicació de l´escriptura.
Toda conversación es un diálogo de poder a poder, donde los papeles de maestro y discípulo (el habla y la escucha) se alternan simultánea y recíprocamente: ambos sometidos a su común sujeción interdependiente. Pero si la palabra impone la unidad de espacio y tiempo, la escritura permite romper esa unión indisoluble, al descomponerla en espacios y tiempos separados, autónomos e independientes: a un lado, espacio y tiempo de escritura; a otro, espacio y tiempo de lectura: ambos libres entre sí.
Puedes escribir cartas estando libre de la influencia de quien te haya de leer. Y puedes leerlas sin dejarte influir por quien te las escribe. Pero esto, hablando, no se puede hacer, pues ambos interlocutores se influyen y coaccionan sin querer. Si el habla es una relación de dominación, la escritura lo es de independencia y libertad mutuas. Hablemos menos y escribamos más.
Enrique Gil Calvo, Cartas, El País, 1988
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