Smart cities, només per a ciutadans intel·ligents.





Esto de las smart cities forma parte de una especie de nuevo imaginario urbano destinado a hacer competitivas a las ciudades en lo que ya es un mercado planetario de eso, de ciudades. Las ciudades se han de vender, literalmente, han de aparecer como innovadoras y creativas. Eso en el plano de las tecnologías, pero también en materia de bienes y servicios inmateriales, llenas de dinamismo intelectual, atractivas para el mercado inmobiliario, turístico y para la radicación de las nuevas industrias de la información y la comunicación.
 
Todo ello siempre, por supuesto, al servicio de grandes de ideales universales, como son el capital humano, la sostenibilidad ambiental, el multiculturalismo, la calidad de vida, el humanismo tecnológico, el cosmopolitismo, la participación ciudadana, etc.

Tras toda esa retórica que justifica las innovaciones, los avances, los experimentos, las nuevas aplicaciones tecnológicas..., lo que hay es la desaparición o apaciguamiento de lo humano, de las contradicciones, de las luchas, de la espontaneidad, de la creatividad no teledirigida... En las smart cities solo se conciben habitantes y usuarios igualmente smart, inteligentes, pero sin pasiones. Previsibles, virtuosos, amables..., que no en enreden, todo ello en ciudades limpias y asépticas, en las que toda infraestructura está perfectamente regulada y funciona a la perfección y se espera que quienes en ella vivan sean también ellos perfectamente funcionales.

Las smart cities son ciudades sin ciudad, colosales máquinas antipasionales cuya culminación sería la una ciudad habitada sin personas, habitada solo por robots puesto que ella misma ya quiere ser un robot.

Manuel Delgado, Smart cities, ciudades robot, manueldelgadoruiz.blogspot.com 19/05/2021

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