Optimització versus empatia.
Tristes tiempos si ahora la pandemia comienza a usarse como excusa para tomar decisiones polémicas que reducen costes a quienes gestionan y restan servicios a la ciudadanía, bajo el argumento de mayor automatización y optimización. “Nos vamos porque la mayoría usa las aplicaciones móviles”. “Cerramos servicios médicos porque el pueblo es pequeño”. Primar los beneficios siempre perjudica al viejo, al pobre, al enfermo, al que usa transporte público. Las desigualdades normalizan un lado creciente de la humanidad que se enfría al tiempo que calentamos la máquina y pulsamos asterisco.
Es grande la tentación de delegar en las máquinas lo que más perturba o no resulta rentable, entre otras cosas, porque la máquina es indolente ante las quejas. No se inmuta ni entristece. La reclamación puede terminar con un “Inténtelo más tarde” mientras los asesores humanos, más precarios y con menos tiempo, se van alejando a otras ciudades, o al otro lado del teléfono, para terminar remitiendo al cajero automático o a la aplicación web donde están las respuestas, ¿acaso saben nuestras preguntas?
¿Se han fijado que cada vez más las masas somos atendidas y leídas por máquinas, mientras los más privilegiados son atendidos por humanos con tiempo? ¿Se imagina contar con un asesor que pacientemente le ayude a entender las cuentas, una doctora que pueda dedicarle tiempo y atención, un psicólogo que le escuche, una abogada que le oriente, mediadores capaces de empatizar y comprenderle? De esto trata el enfriamiento humano y no es ajeno al calentamiento planetario.
Remedios Zafra, Calentamiento global, enfriamiento humano, El Cultural 01/02/2022
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