El manual de la Inquisició com a antítesi del diàleg platònic.
En el Directorium inquisitorum, manual práctico para los inquisidores del siglo XIV, el fraile catalán e inquisidor general de Gerona Nicolau Eimeric explica el método para anular en el reo la capacidad de pensar. Eimeric no quiere que el hereje calle ni que finja que está convencido. Quiere que el razonamiento, la cavilación y el análisis sean absolutamente imposibles para él. Quiere llevarlo a un extremo de sometimiento en el que la creencia herética sea vencida porque no tiene mente en la que apoyarse.
Nicolau Eimeric crea para los inquisidores la antítesis del diálogo platónico. La discusión con el sospechoso de herejía solo es loable, nos dice, si la autenticidad de la fe permanece intacta durante toda la charla. Pero llega a un extremo curioso en sus consejos que conviene señalar. No solo escribe que argumentar para poner a prueba el rigor de los argumentos de quien tiene fe es un pecado mortal. No escribe únicamente que sugerir que la fe observa alguna clase de error es también pecado mortal. No: él va mucho más allá, y escribe que también es pecado mortal insistir con sutilezas racionales para demostrar la Trinidad o la Encarnación; es decir, para justificar que se comparte la fe del inquisidor. Por tanto, incluso estar de acuerdo con el dogma es pecado si se llega a esta conclusión habiendo pensado libremente.
Se desprende de esto que no es el pavor a la palabra escrita o pronunciada ni tampoco a la blasfemia o la herejía, sino el mero pensamiento libre lo que merece para el temperamento temeroso del inquisidor el acoso y el castigo. Así lo demuestra, por otra parte, el trabajo del Santo Oficio contra los herejes protestantes cuando estos se convierten en una amenaza para la ortodoxia, la paranoia de Stalin dirigida contra las sombras de un abrigo trotskista proyectadas en una pared, o la de los calvinistas de Ginebra. Y esto es así porque el poder, que ocupa palacios y castillos, habita en realidad en la mente de los súbditos. La jerarquía es una convención social, como el valor de las cosas, y por tanto se debilita cuando aparece la libertad de cuestionar.
Juan Soto Ivars, Viaje al centro del pensamiento libre, ethic.es 10/02/2022
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