La mobilització total (Maurizio Ferraris)



Jünger soñaba con un estado totalitario, pero este estado totalitario se llevó a cabo de forma imperfecta. Todavía en 1943, Goebbels se quejaba de que en Alemania no estuviesen dispuestos aún a la guerra total y de que quedaran resquicios de vida burguesa. Se podría concluir que si ni siquiera los nazis fueron capaces de llevar a cabo la movilización total, entonces no lo puede conseguir nadie. Sin embargo no ha sido así.
Medio siglo después de la segunda guerra mundial, y en países liberales, caracterizados por un fuerte énfasis en lo que se refiere a los derechos individuales, han aparecido la web y el teléfono móvil, y en este momento ha empezado a realizarse la movilización total: la exigencia de responder en cualquier momento; la desaparición de la diferencia entre el tiempo de trabajo y el tiempo de la vida (que era, no solo el sueño de Jünger, sino también uno de los sueños de la sociedad comunista según Marx); la desaparición de las clases, sustituidas por mónadas conectadas las unas a las otras a través de las pantallas de sus aparatos (y también la desaparición de las clases era un objetivo no solo de Jünger sino también de Marx).
El resultado es, paradójicamente, que nuestra sociedad –la llamada sociedad neoliberal, turbocapitalista, etc.– ya no es capitalista, y recuerda por el contrario aspectos del comunismo realizado según Marx. En lugar de mercancías producimos documentos (o sea que ponemos en primer plano la relación entre las personas que precedentemente se escondía y se reificaba en las mercancías). En lugar del trabajo retribuido tenemos una movilización no retribuida cuyo único objetivo es el reconocimiento por parte de los demás (no hay nada más narcisista que el selfie: Narciso no estaba conectado, quien se hace el selfie sí y se lo hace precisamente porque está conectado). En lugar de la alienación que nos fuerza a realizar gestos repetitivos que se reproducen durante horas a lo largo de toda una vida laboral, tenemos la desaparición de la diferencia entre vida y trabajo, o sea la realización de la humanidad comunista de La ideología alemana, aquella en la que por la mañana se va a pescar, por la tarde se critica, por la noche se atiende al ganado (mutatis mutandis: por la mañana se vuela low cost, por la tarde se discute en un blog, por la noche se participa en un festival Talent…).
¿Estamos contentos? Es obvio que no. Pero al menos tenemos que hacer una cosa, por honestidad intelectual: dejar de hablar de turbocapitalismo, de liberalismo desencadenado, de tramas astutas y de complots, y en su lugar, fijarnos en las características del mundo en el que vivimos (y en nuestras responsabilidades dentro de él). Solo este examen de la realidad hará que la crítica sea eficaz, y posible la transformación.
Amador Fernández-Savater, entrevista a Maurizio Ferraris: "Con la web y el móvil, está desapareciendo la diferencia entre tiempo de trabajo y tiempo de vida", Interferencias. el diario.es 19/01/2018

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