Jo, qui sóc?





La mente, el yo, no parece estar hecha de la misma sustancia que las cosas ordinarias: durante siglos la gente ha creído que el alma seguiría viviendo una vez descompuesto su organismo, y hoy está de moda imaginar que nuestra mente podrá ser descargada en un ordenador. También tendemos a sentir que, en último término, tomamos libremente nuestras decisiones, por muy condicionadas que estén por nuestro entorno, por nuestros genes o por el mero azar. Y asimismo nos parece obvio que el hecho de ser conscientes no puede reducirse a ser el resultado de un conjunto de interacciones físicas entre moléculas. ¿Son estas tres obviedades algo en lo que podamos realmente confiar? ¿Puede la ciencia revelarnos algo interesante y sorprendente sobre tales cuestiones? Intentar conocerse a sí mismo también implica asumir el riesgo de que las investigaciones más detalladas y cuidadosas sobre estos temas acaben revelándonos un yo que, en el fondo, se parezca muy poco al que muchas filosofías, ideologías y religiones del pasado (o no tan del pasado) se han empeñado en hacernos pensar que éramos. 

Jesús Zamora Bonilla, En busca del yo... ¿perdido?, El País 19/01/2018
https://elpais.com/elpais/2018/01/18/actualidad/1516294296_667056.html?id_externo_rsoc=TW_CC

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