Consciència i narrativa.
¿Qué sucede con el lenguaje, las emociones y las decisiones de un cuerpo gobernado por dos hemisferios que han dejado de comunicarse entre sí? La respuesta metódica a esta cuestión, que nos permite además comprender la forma en que los hemisferios se distribuyen las funciones, le valieron a Roger Sperry el Nobel en 1981. Sperry junto con su alumno Michael Gazzaniga descubrieron un hecho extraordinario que, al igual que los experimentos de Libet, cambia nuestra forma de entender la construcción de la realidad y, con ello, la consciencia. Sin el cuerpo calloso, la información disponible en un hemisferio resulta inaccesible para el otro. Cada hemisferio presenta su propia narrativa. El derecho solo ve la parte izquierda del mundo y controla también la parte izquierda del cuerpo. Y a la inversa. Hay, además, algunas funciones cognitivas que son peculiares de cada hemisferio. Ocurre así con el lenguaje, confinado en el izquierdo, y con la capacidad de representar un objeto en el espacio (en el hemisferio derecho). El gran descubrimiento de Sperry consistió en comprender cómo nuestra consciencia construye una narrativa.
Luis Alonso, Vida mental, Mente y Cerebro Enero/Febrero 2018, nº 88
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