La teoria M (Stephen Hawking)
Hasta la llegada de la física moderna se
acostumbraba a pensar que todo el conocimiento sobre el mundo podría ser
obtenido mediante observación directa, y que las cosas son lo que parecen, tal
como las percibimos a través de los sentidos. Pero los éxitos espectaculares de
la física moderna -basada en conceptos que chocan con la experiencia cotidiana-
han demostrado que no es así. Por lo tanto, la visión ingenua de la realidad no
es compatible con la física moderna. Para tratar esas paradojas, adoptaremos una
posición que denominamos “realismo pendiente del modelo”, basada en la idea de
que nuestros cerebros interpretan los datos de los órganos sensoriales elaborando
un modelo del mundo. Cuando el modelo explica satisfactoriamente los
acontecimientos tendemos a atribuirle, a él y a los elementos y conceptos que
lo integran, la calidad de realidad o verdad absoluta. Pero podría haber otras
maneras de construir un modelo de la misma situación física, empleando en cada
una de ellas conceptos y elementos fundamentales diferentes. Si dos de esas
teorías o modelos predicen con exactitud los mismos acontecimientos, no podemos
decir que uno sea más real que el otro, y somos libres para utilizar el modelo
que nos resulte más conveniente. (13-14)
En la historia de la ciencia hemos ido
descubriendo una serie de teorías o modelos cada vez mejores, desde Platón a la teoría clásica de Newton y a las modernas teorías
cuánticas. Resulta natural preguntarse si esta serie llegará finalmente a un
punto definitivo, una teoría última del universo que incluya todas las fuerzas
y prediga cada una de las observaciones que podamos hacer o si, por el
contrario, continuaremos descubriendo teorías cada vez mejores, pero nunca una
teoría definitiva que ya no pueda ser mejorada. Por el momento, carecemos de
respuesta a esta pregunta, pero conocemos una candidata a teoría última de todo
-si realmente tal teoría existe- denominada teoría M. La teoría M es el único
modelo que posee todas las propiedades que creemos debería tener la teoría
final, y es la teoría sobre la cual basaremos la mayor parte de las reflexiones
ulteriores. (14)
La teoría M no es una teoría en el sentido
habitual del término, sino toda una familia de teorías distintas, cada una de
las cuales proporciona una buena descripción de las observaciones pero sólo en
un cierto dominio de situaciones físicas. Viene a ser como un mapamundi: como
es bien sabido, no podemos representar la superficie de toda la Tierra en un
solo mapa. En la proyección Mercator, utilizada habitualmente en los
mapamundis, las regiones del mundo parecen tener áreas cada vez mayores a
medida que se aproximan al norte y al sur, y los polos Norte o Sur no aparecen
representados. Para reproducir fielmente toda la Tierra se debe utilizar una
colección de mapas, cada uno de los cuales cubre una región limitada. Los mapas
se solapan entre sí y, donde lo hacen, muestran el mismo paisaje. La teoría M
es parecida a eso.
Las diferentes teorías que constituyen la
familia de la teoría M pueden parecer muy diferentes, pero todas ellas pueden
ser consideradas como aspectos de la misma teoría subyacente. Son versiones de
la teoría aplicables tan sólo en dominios limitados, por ejemplo cuando ciertas
magnitudes como la energía son pequeñas. Tal como ocurre con los mapas que se
solapan en una proyección Mercator, allí donde los dominios de validez de las
diferentes teorías se solapan, éstas predicen los mismos fenómenos. Pero así
como no hay ningún mapa plano que represente bien el conjunto de la superficie
terrestre, tampoco existe una teoría que proporcione por sí sola una buena
representación de las observaciones físicas en todas las situaciones. (14-15)
Hace algunos años el ayuntamiento de Monza,
en Italia, prohibió a los propietarios de animales domésticos tener pececitos
de colores en peceras redondeadas. El promotor de esta medida la justificó
diciendo que es cruel tener a un pez en una pecera con las paredes curvas
porque, al mirar hacia fuera, tendría una imagen distorsionada de la realidad.
Pero ¿cómo sabemos que nosotros tenemos la visión verdadera, no distorsionada,
de la realidad? ¿No podría ser que nosotros mismos estuviéramos en el interior
de una especie de pecera curvada y nuestra visión de la realidad estuviera
distorsionada por una lente enorme? La visión de la realidad de los pececillos
es diferente de la nuestra, pero ¿podemos asegurar que es menos real?
La visión de los pececillos no es como la
nuestra pero, aun así, podrían formular leyes científicas que describieran el
movimiento de los objetos que observan en el exterior de su pecera. Por
ejemplo, a causa de la distorsión, los objetos que se movieran libremente, y
que nosotros observaríamos en una trayectoria rectilínea, serían observados por
los pececillos como si se movieran en una trayectoria curvada. Ellos, sin
embargo, podrían formular leyes científicas que siempre se cumplirían en su
sistema de referencia distorsionado y que les permitirían hacer predicciones sobre
el movimiento futuro de los objetos fuera de la pecera. Sus leyes serían más
complicadas que las formuladas en nuestro sistema de referencia, pero la
simplicidad es una cuestión de gustos. Si los pececillos formularan tal teoría,
deberíamos admitir que tienen una imagen válida de la realidad. (47)
Stephen Hawking y Leornard Mlodinow, El gran diseño, Círculo de Lectores,
Barna 2010
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