Creativitat i maldat.

Para ser escritor o artista, una persona debe poseer muchas cualidades. Talento, inteligencia, tenacidad. No viene mal contar con padres ricos. Es decididamente conveniente. Pero el ingrediente más necesario es el egoísmo. Un libro está hecho de pequeños egoísmos. El egoísmo de cerrar la puerta a la familia. El egoísmo de ignorar el cochecito que aguarda en el pasillo. El egoísmo de olvidarse del mundo real para crear otro distinto. El egoísmo de robar historias a personas de carne y hueso. El egoísmo de reservar lo mejor de uno mismo para ese amante anónimo y sin rostro, el lector. El egoísmo de decir lo que uno tiene que decir.
Me pregunto si soy suficientemente monstruosa. Soy consciente de mis fallos como escritora —conozco la lista al detalle, y lo peor son los fallos que sé que no conozco—, pero una pequeña parte de mí tiene que preguntar: si fuera más egoísta, ¿sería mejor mi trabajo? ¿Debería aspirar a ser más egoísta?
Todas las escritoras y madres a las que conozco se han hecho esta pregunta. Ninguna lo dice en voz alta, pero puedo oír cómo lo piensan; es casi ensordecedor. ¿Acaso una identidad corta fatalmente la otra? ¿Mi trabajo me hace ser una madre peor? ¿Eso es lo que te preguntas todo el tiempo. Pero también me pregunto: ¿La maternidad me hace ser peor escritora? Esta pregunta es un poco más incómoda.
La pareja de Hemingway, la escritora Martha Gellhorn, no pensaba que el artista tuviera que ser un monstruo; pensaba que el monstruo necesitaba convertirse en artista. “Un hombre debe ser un genio inmenso para compensar el hecho de ser una persona tan abominable” (supongo que sabía de lo que hablaba). Lo que dice es que alguien que es verdaderamente horrible se siente arrastrado a ser un genio para compensar al mundo por todas las cosas espantosas que le va a hacer. En cierto modo, es una revisión feminista de toda la historia del arte; una historia que ella, con una sola frase ácida y brillante, convierte en un alegoría moral de compensación.
Claire Dederer, ¿Qué hacer con el arte de hombres monstruosos?, El País 09/01/2018

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