Conèixer Botswana:terra d'elefants.
Porque a ver…. que levanten la mano quienes fuesen capaces hasta hoy de decir
de corrido la capital de Botswana y los países con los que hace frontera sin
consultar la Wikipedia. ¡Uy, qué pocos!
He de reconocer que su Majestad tiene buen gusto a la hora de elegir destino
de vacaciones (otra cosa es que comparta su gusto por divertirse matando a otros
seres vivos). Botswana es uno de los países más fascinantes del sur de
África. Un país sin litoral, encajado entre Namibia, Sudáfrica y
Zimbabwe, de extensión un poco mayor que la de España, pero con solo dos
millones de habitantes. Es más fácil cruzarte con un elefante que con un
botswano porque el país alberga también la mayor concentración de
paquidermos del continente negro: unos 110.000. Población que
crece al 5% anual y causa ya conflictos de territorialidad con las comunidades
locales. Por eso su caza controlada es legal.
Además de pegarle tiros a los elefantes por la módica cantidad de 37.000
euros la partida, acompañado por un tipo que parece salido de un campamento de
los Geyperman, en Botswana se pueden hacer cosas mucho más
interesantes. Por ejemplo:
Mi lugar favorito en Botswana es el delta del
Okavango. El río Okavango nace en Angola y
atraviesa el desierto del Kalahari, que ocupa buena parte de la
superficie de Botswana. Pero llega un momento en que no puede más y desaparece
en las arenas del gran desierto sin llegar a ver nunca el mar. En esta agonía
previa a su disolución forma uno de los más impresionantes deltas de interior:
el delta del Okavango, una de las últimas zonas vírgenes del planeta tierra. Una
reserva natural aún no alterada por el hombre donde viven elefantes,
hipopótamos, jirafas, antílopes, cocodrilos... El delta tiene una extensión tan
grande como la provincia de Cáceres y está completamente anegado de agua.
Recorrí hace unos años una parte del delta en mokoro, la
piragua tradicional botswana, hecha con un tronco vaciado a mano. Solo
se oía el siseo de la barca pasando sobre los papiros y los nenúfares y
el resoplido de los hipopótamos, que no les gusta ser
molestados durante su baño. Se sentía en la piel la fuerza telúrica del África
pura. Al atardecer teníamos que espantar a los elefantes de las pequeñas
motas de tierra no anegada que quedaban entre las marismas para plantar
nuestra tiendas. Luego lo sobrevolé en avioneta y creí ser por un momento Denys Finch
Hatton (ya sabéis, ese cazador que se parecía a Robert Redford y que se
ligaba a una escritora parecida a Meryl Streep en "Memorias de África")
Otro lugar fascinante son los parques nacionales de Moremi y Chobe, en el norte de
Botswana, otra de las zonas vírgenes más interesantes y desconocidas de África.
Entre los dos reúnen una población de 60.000 elefantes. A
diferencia de lo que pasa en otros parques de Kenia y Tanzania, donde hay más
turistas que leones, pasé cuatro días recorriendo el Chobe en un todoterreno sin
cruzarme con ningún otro vehículo de occidentales. Plantábamos nuestras tiendas
de campaña a la orilla de un río, a prudente distancia de los hipopótamos, en
medio de la selva más auténtica, tan solos como Tarzán y Cheeta. Por la
noche se oían los rugidos de los leones, sentíamos a las hienas merodear el
campamento en busca de los desperdicios. Y por la mañana al abrir la
cremallera veías una fila de elefantes pasar a escasos metros, camino del río
para su baño matutino.
Los bosquimanos, aborígenes de Botswana (aunque hoy son solo
una minoría de unos 45.000 individuos) decoraron hace 4.000 años con pinturas
rupestres las Tsodilo Hills, un grupo de cuatro montañas sagradas
que emergen solitarias en medio del Kalahari. Son otro de los lugares
imprescindibles para ver en Bostwana. También Maún, la
principal ciudad del Okavango, ubicada en el extremo sur del delta, a las
puertas del Kalahari. La ciudad ha crecido mucho y se ha internacionalizado
porque desde aquí parten la mayoría de safaris que se adentran en los parques
naturales de Botswana.
En serio: si quieres vivir una verdadera experiencia natural viendo
animales en libertad en África, mi recomendación es Bostwana, mejor que
ningún otro lugar.
Datos prácticos: el mejor momento para ver grandes animales
en los parques nacionales de Botswana es en la época seca, de junio a
finales de septiembre. El paisaje se convierte en un escenario reseco y
fantasmal y los animales se ven forzados a migrar a las pocas charcas húmedas
que quedan. Es la ocasión propicia para observarlos y fotografiarlos.
Yo viaje con la compañía Kananga, que organiza varios tipos de safaris fotográficos al
África austral. También ofrecen este tipo de viajes Club Mar Polo, Orixá, Mujer y
Viajera o Trekking y Aventura. Me costó unos 2.500 euros, con pasaje
aéreo incluido. Y no maté ningún elefante.
Para saber más: el libro de Antonio Picazo, Latidos de África (Ed. Desnivel) dedica un genial capítulo
a estas zonas de Botswana.
Paco Nadal, Cosas que hacer en Botswana sin necesidad de matar elefantes, Blogs El Viajero, 16/04/2012
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