Velázquez precursor del Metavers.




Velázquez se adelantó tres siglos y medio y nos ofreció una mirada anticipadora de posibilidades que hoy es capaz de proporcionarnos la tecnología basada en inteligencia artificial (IA) a través, por ejemplo, del metaverso. Lo hizo mediante la imaginación, el deseo y la provocación que encierra el inconformismo humano hacia la experiencia de lo inmediato. Las Meninas es un ejemplo que nos muestra dónde radica la superioridad de la inteligencia humana y cómo tenemos una obligación moral de potenciarla si queremos seguir liderando la civilización tecnológica que estamos impulsando con nuestra automatización. Entre otras cosas, porque esta nace de la fantasía y la búsqueda de respuestas que satisfagan nuestra vocación ilimitada de bienestar en contextos necesitados de él.

Que es lo que sucede con Velázquez cuando nos propone una mirada que saca de quicio la perspectiva misma del Renacimiento y la lleva más lejos de lo imaginado por los promotores de ella. Es más, nos sitúa ante una experiencia potencialmente inmersiva a pesar de que entonces no existía la infoesfera ni se la esperaba. Y lo hizo fantaseando más allá de lo que la perspectiva era capaz de mostrar, que fue mucho, pues cambió la mirada de Occidente al proponer una técnica tridimensional que facilitó una forma de representación que emulaba la experiencia del mundo a través de una superficie bidimensional.La posibilidad de visualizar sobre la superficie de un cuadro una realidad tridimensional no solo puso los cimientos de la modernidad, sino que, como vemos a través del poder fantaseador de Velázquez, nos condujo por un itinerario que nos brindó la oportunidad de saltar dentro del cuadro de Las Meninas y ser parte del efecto mismo de tridimensionalidad que pintó delante de nuestros ojos. Al hacerlo, nos ofreció la representación de una experiencia inmersiva antes de que se produjera gracias al metaverso.

Con este golpe genial de anticipación, nuestro pintor universal propuso una mirada que, como vio Foucault, apresaba al espectador con sus ojos y le obligaba a entrar en el cuadro. De este modo, hizo posible con su propuesta imaginativa lo que tres siglos después hace, por ejemplo, la inteligencia artificial a través del metaverso: darnos la oportunidad de entrar dentro de Las Meninas, cruzar la estancia y reflejarnos en el espejo del fondo que aparece en el famoso lienzo para ocultar la imagen de los reyes y avanzar hacia ese punto de fuga misterioso que, en la esquina superior del lienzo, nos abre una puerta para deambular con nuestra fantasía por el mítico alcázar de los Austrias e, incluso, salir al Madrid de 1656, que fue cuando se pintó el cuadro.Velázquez se adelantó a nuestro tiempo imaginando algo que ahora es posible. Una hazaña que muestra cómo la técnica no tiene por qué ser distópica si el ser humano se empodera sobre ella y hace posible que su inteligencia aumente y no que se empequeñezca. De ahí que, cuando la IA comienza a desafiar nuestra capacidad creativa, es más necesario que nunca afianzar nuestra confianza en el ingenio humano, en su genialidad. Para ello hay que resignificar la superioridad de la inteligencia humana cualitativamente.

José María Lassalle, 'Las Meninas' o el paraqué de la inteligencia artificial, El País 01/03/2023


 

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