El liberalisme de Stuart Mill




John Stuart Mill publicó en 1859 Sobre la libertad, tan solo un año después de la muerte de su mujer, Harriet Taylor, con quien escribió el tratado. El mismo Mill afirma en su autobiografía que Sobre la libertad es, junto con su primer trabajo, su obra más preciada: «Sobrevivirá, probablemente, a todas mis obras, con la posible excepción de la Lógica». En el cuarto capítulo, De los límites de la autoridad de la sociedad sobre el individuo, encontramos la siguiente afirmación, en la que se concentran algunas de las ideas principales de su propuesta política: «Ninguna persona, ni tampoco un grupo de ellas, tiene legitimidad para decirle a otro ser humano en edad madura qué no debe hacer con su vida, por su propio beneficio, lo que elija hacer con ella. No hay nadie más interesado que él en su propio bienestar». En esta sentencia se incluyen las dos nociones fundamentales que articulan la idea que da título a la obra: la libertad no puede entenderse sin individualismo y sin el principio de mayor felicidad.

Mill deja claro desde el primer párrafo que la libertad de la que habla no entraña el problema del libre albedrío. No se trata de discutir si el ser humano puede obrar a voluntad o si está determinado, sino que la libertad se plantea en un sentido estrictamente sociológico, no metafísico. La cuestión que Mill quiere analizar es el conflicto que plantea la autoridad política, «la naturaleza y límites del poder que puede ser ejercido legítimamente por la sociedad sobre el individuo». Así, el individualismo adquiere un significado central en su propuesta, entendiéndose como la primacía moral de los individuos sobre las exigencias de cualquier grupo social.

Miguel Antón Moreno, Stuart Mill, el individualismo y sus reglas, ethic.es 15/0372023

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