Quan el passat és responsabilitat del present.
Walter Benjamin |
Es cierto que la radical contingencia, historicidad y arbitrariedad de los procesos impide definitivamente el trazar mapas o planes de desarrollo histórico. Ese sueño hegeliano está bien enterrado tanto por el marxismo althusseriano como por el neoliberalismo popperiano (también es curiosa la convergencia de opuestos). Pero hay alternativas que no quedan excluidas en esta desolada conciencia de la contingencia causal y azarosa. Borriaud lo insinúa recordando la tesis de Borges según la cual las grandes obras crean sus precursores: "El hecho es que cada escritor crea sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción delpasado, como ha de modificar el futuro. En esta correlación nada importa la identidad o la pluralidad de los hombres. El primer Kafka de Betrachtung es menos precursos del Kafka de los mitos sombríos y de las instituciones atroces que Browning o Lord Dunsany ("Kafka y sus predecesores", en Otras inquisiciones, 1952).
La sugerencia que Borges insinúa adquiere profundidad metafísica cuando la extendemos de la escritura a la agencia, a la praxis, a la producción de acontecimientos: la fragilidad humana sería entonces una estepa ilimitada de hechos que es continuamente reconfigurada por la acción presente que, a la vez, crea su pasado y su futuro. Todo acontecimiento crea sus propios precursores. "Pero, -alguien se preguntará- ¡ese es el escenario infernal de 1984: el Partido recrea continuamente el lenguaje y la historia!". Sí, es cierto. Y ese abominable horizonte es el que nos hace temblar. De hecho es el que constituye parte de la filosofía de la historia de Benjamin:
Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente ha sido». Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. Al materialismo histórico le incumbe fijar una imagen del pasado tal y como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla. El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.” W. Benjamin, Tesis de filosofía de la historia
Ser conscientes de que los muertos tampoco están seguros si el enemigo vence es parte de los muelles que nos impulsan en la historia. Saber que el pasado es responsabilidad del presente es una carga no menos dura que saber que lo es también el futuro.
Fernando Broncano, Del azar y el acaecimiento, El laberinto de la identidad 22/05/2016
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