Mitjans digitals vs representació (Byung-Chul Han).
Roland Barthes |
Roland Barthes describe la fotografía como una «emanación del
referente» (La cámara lúcida, Barcelona,
Paidós, 1990, p. 142). La representación es su esencia. De un objeto real, que
una vez estuvo allí, han salido rayos que afectan al film. La fotografía
conserva las huellas cuasi materiales del referente real. Lleva el referente
«siempre consigo». La fotografía y su referente están «marcados ambos por la
misma inmovilidad amorosa o fúnebre, en el seno del mundo en movimiento» (Íbid.
P. 33). La fotografía y su referente «están pegados el uno al otro, miembro a
miembro, como el condenado encadenado a un cadáver en ciertos suplicios; o
también como esas parejas de peces […] que navegan juntos, como unidos por un
coito eterno» (Ibíd.).
Según Barthes, la verdad de la
fotografía consiste en que su destino implica estar unida al referente, es
decir, al objeto real de referencia, en que ella es la emanación del referente. La distingue el amor y la fidelidad a él.
La fotografía no es el espacio de la ficción o manipulación, sino un espacio de
la verdad. Barthes habla de la
«obstinación del referente» (Ibíd., p. 143). La cámara lúcida gira en torno a una fotografía invisible de su
madre en el jardín de invierno. La madre es el referente por antonomasia, al
que va dirigida su tristeza y el trabajo de la tristeza. La madre es la protectora de la verdad.
Barthes, sin duda, tiene ante sus ojos el cuadro de René
Magritte Ceci n’est pas une pipe
cuando escribe: «Por naturaleza, la fotografía […] tiene algo de tautológico:
[…] una pipa es siempre una pipa» (Ibíd., p. 142). ¿Por qué pretende él, tan
enfáticamente, la verdad para la fotografía? ¿Presiente el tiempo venidero de
lo digital, en el que se produce la desvinculación definitiva de la representación
respecto de lo real? (Crisis de la representación, 41)
La fotografía digital cuestiona radicalmente la verdad de la fotografía.
Pone fin definitivamente al tiempo de la representación. Marca el final de lo
real. En ella no está contenida ninguna indicación del referente real. Así, la
fotografía digital se acerca de nuevo a la pintura: Ceci n’est pas un pipe (esto no es una pipa). Como hiperfotografía presenta una hiperrealidad que ha de ser más real que
la realidad. Lo real solo se da en ella a manera de cita y fragmento. Las citas
de lo real son referidas las unas a las otras y se mezclan con lo imaginario.
De este modo, la hiperfotografía abre un espacio autorreferencial, hiperreal,
que está desacoplado por completo del referente. La hiperrealidad no representa
nada, más bien presenta. (Crisis de
la representación, 41)
El medio digital es un medio de presencia.
Su temporalidad es el presente inmediato. La comunicación digital se distingue
por el hecho de que las informaciones se producen, envían y reciben sin
mediación de los intermediarios. No son dirigidas y filtradas por mediadores.
La instancia intermedia que interviene es eliminada siempre. La mediación y la
representación se interpretan como intransigencia e ineficiencia, como
congestión del tiempo y de la información. (Sin mediación, 15)
Medios como blogs, Twitter o Facebook liquidan la mediación de la
comunicación, la desmediatizan. La actual sociedad de la opinión y la
información descansa en esta comunicación desmediatizada. Cada uno produce y
envía información. Esta desmediatización de la comunicación hace que los
periodistas, estos representantes en tiempos elitistas, estos hacedores de
opinión —es más, sacerdotes de la opinión—,
parezcan superfluos y anacrónicos. Este medio digital liquida toda clase
sacerdotal. La desmediatización general pone fin a la época de la representación. Hoy cada uno quiere
estar presente él mismo, y presentar su opinión sin ningún
intermediario. La representación cede el paso a la presencia, o a la copresentación. (Sin mediación, 15)
Con frecuencia, la representación funciona como un filtro, que produce un
efecto muy positivo. Actúa seleccionando y hace posible la exclusiva. Por ejemplo, las editoriales, con un programa exigente,
llevan a cabo la formación cultural, intelectual. Y los periodistas
incluso ponen en peligro su vida para escribir reportajes cualificados. En
cambio, la desmediatización conduce, en muchos ámbitos, a una masificación. El
lenguaje y la cultura se vuelven superficiales, se hacen vulgares. (Sin
mediación, 16)
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