Futur, política i representació (Byung-Chul Han).
La creciente presión de desmediatización se apodera también de la política.
Pone en apuro a la democracia representativa. Los representantes políticos no
se muestran como transmisores, sino como barreras. Y así, la presión de
desmediatización se presenta como exigencia de más participación y
transparencia. (…) La creciente exigencia de presencia, que el medio digital engendra, constituye una amenaza
general para el principio de la representación.
(Sin mediación, 15-16)
«Yo soy mi electorado» significa el final del político en sentido enfático,
a saber, de aquel político que se aferra a su propio punto de vista y, en lugar
de andar en conformidad con sus electores, se anticipa a ellos con su visión.
Desaparece el futuro como tiempo del político. (Sin mediación, 16)
La política como acción estratégica necesita un poder de la información, a
saber, una soberanía sobre la producción y distribución de la información. En
consecuencia, no puede renunciar por completo a aquellos espacios cerrados en
los que se retiene información de manera consciente. La confidencialidad
pertenece con necesidad a la comunicación política, es decir, estratégica. Si
todo se hace público sin mediación alguna, la política ineludiblemente pierde
aliento, actúa a corto plazo y se diluye en pura charlatanería. La
transparencia total impone a la comunicación política una temporalidad que hace
imposible una planificación lenta, a largo plazo. Ya no es posible dejar que
las cosas maduren. El futuro no es la
temporalidad de la transparencia. La transparencia está dominada por presencia
y presente. (Sin mediación, 16)
La crisis de la representación (fotográfica) tiene su correspondencia en lo
político. (Crisis de la representación, 41)
En Psicología de las masas Gustave Le Bonn observa que los
representantes en el parlamento son peones de la masa de trabajadores. Esta
representación política es fuerte.
Está vinculada inmediatamente a sus referentes. De hecho, defiende los
intereses de la representada masa de trabajadores. Hoy, la relación de
representación está perturbada en todos los ámbitos, lo mismo que en la
fotografía. El sistema económico-político se ha hecho autorreferencial. Ya no
representa a los ciudadanos o al público. Los representantes políticos ya no se
perciben como peones del «pueblo», sino como peones del sistema, que se ha hecho autorreferencial. El problema está en el carácter autorreferencial
del sistema. La crisis de la política solo podría superarse por el acoplamiento
a los referentes reales, a los hombres. (Crisis de la representación, 41-42)
¿A quién representan los representantes políticos si cada uno ya solo se representa a sí mismo? (Crisis de la
representación, 42)
Byung-Chul Han, En el
enjambre, Herder, Barna 2014
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