Kant, el deure i Déu.
... tras haber negado toda posibilidad de llegar a Dios a través del conocimiento, lo cierto es que Kant sí aventuró que podríamos tener algo que ver con Él en otra esfera humana: la ética. Para ello, lo primero que había que constatar es que a menudo nos topamos con obligaciones por ahí que parecen absolutas, irremisibles, categóricas. Imagine usted, amigo lector, que yo le ofreciera a usted (y usted supiera que yo tengo poder para cumplir con mi oferta) algo inaudito: aliviar todas las penas del mundo, eliminar todos los sufrimientos presentes o futuros, desde este preciso instante. Y ello a cambio de cumplir un solo requisito: someter también ahora a tortura, y durante un par de horitas, a un señor chino cualquiera que, por supuesto, jamás descubrirá que fue usted quien le abocó a tales tormentos. (Quien sepa de literatura portuguesa habrá notado que estoy retomando aquí un viejo argumento de Eça de Queiroz ). Y bien, ¿no es ese pacto tremendamente ventajoso? Solo un par de horitas ...