Abolició de la propietat privada i essència de l'ésser humà.
Premisas:
1) La esencia del hombre es el conjunto de lazos que lo vinculan a los demás hombres, la esencia del hombre es una realidad holística.
1) La esencia del hombre es el conjunto de lazos que lo vinculan a los demás hombres, la esencia del hombre es una realidad holística.
2)La propiedad privada es la manera como se concretiza el hecho de que el hombre deja de sentir su realidad en esa dimensión holística: identificándose al objeto de su posesión, el hombre parcela su ser respecto a los demás hombres, sólo considera propio lo exclusivo y no se ve ya a sí mismo en la urdimbre de relaciones que, de hecho, forjan su condición.
3)La propiedad privada, que en ausencia de reflexión parece algo co-sustancial a la organización de las sociedades, la propiedad privada que se nos presenta casi como un universal antropológico (1), es en verdad causa (no exclusiva pero sí esencial) de la enajenación del hombre, de la separación del hombre respecto de su esencia.
4) Cuando la propiedad privada es criterio determinante de la identidad, uno ha de ser también propietario de sí mismo. Tenemos aquí la base del individualismo, cuya extrema radicalidad es sólo encubierta por esas formas de socialización que constituyen la patria , la familia, la colectividad deportiva etcétera (2). Recíprocamente, la exacerbación del individualismo, la concepción de lo general como mero equilibrio de intereses parciales vinculados a la célula que cada uno constituye, refuerza la identificación del propio ser a la propiedad privada. En lugar de una coordinación a priori regida por los intereses colectivos, se coopera con los demás exclusivamente a fin de proteger lo propio. La motivación primera de la acción es entonces literalmente egocéntrica y el no alcanzar los objetivos de posesión se vive como un fracaso en el propio ser.
En base a tales premisas se infiere:
a) Sin abolición de la propiedad privada toda promesa de recuperación por el ser humano de su esencia constituiría un espejismo, es decir: la abolición positiva de la propiedad privada es condición necesaria de la humanización.
b) Sin el proceso social que conduce a que cada individuo reconozca su propio interés en el interés de la humanidad, sin el proceso social de recuperación por el hombre de su esencia, no habrá efectiva abolición de la propiedad privada. Recíprocamente, la abolición de la propiedad privada es condición suficiente de la desalienación, de la recuperación por cada individuo humano de su naturaleza social, es decir de su naturaleza específica. La abolición de la propiedad privada, tras el apogeo de la misma, es así a la vez etapa final de una peripecia humana y pórtico de una segunda.
Pero esta vivencia como lo propio de la peripecia de la humanidad es incompatible con el reconocimiento de uno mismo en la objetividad acotada que es la propiedad vedada a los demás, la propiedad exclusiva. Mientras este reconocimiento de sí en lo parcializado sea ley, el hombre no puede amar el lazo genuino con los demás, no puede en suma amar su propia esencia (de la misma manera que no puede realmente amar la naturaleza).
Víctor Gómez Pin, Soporte teórico de la tesis sobre el hombre total, El Boomeran(g), 16/04/2013
_____________________________
(1) Este
aspecto contingente de lo tan a menudo tomado por universal queda bien
reflejado en el paréntesis de esta frase del tercer manuscrito de Marx
relativa al dinero. "El dinero en cuanto medio y poder del universales
(exteriores, no derivados del hombre en cuanto hombre ni de la sociedad
humana en cuanto sociedad) para hacer de la representación realidad y de
la realidad una pura representación"
(2) Considerar estas
instituciones como formas contingentes de la organización humana no es
óbice para que se reconozca su papel en caso de no concebir formas de
lazo social en las que el interés de la especie sea realmente el motor
subjetivo de la acción. Para el que siente la familia como
imprescindible célula de organización social, como universal
antropológico, la carencia de la misma conduce inevitablemente a un
sentimiento de desarraigo, de fracaso y hasta de culpa. Sin ambages:
si alguien siente que no hay vida humana sin familia... más vale que se
apresure en tenerla.
Comentaris