La cultura com a font de fanatisme





La historia está poblada de fanáticos que han leído muchos libros: basta echar un vistazo a las guerras de religión o poner la oreja en una discusión académica caliente sobre el comercio de la lana en la Segovia del siglo XII. Sea como sea, que la cultura vacuna contra el fanatismo es un brindis al sol del tamaño de este otro, relacionado y socorrido, que reza que los problemas sociales se arreglan con más educación. Esto se convirtió en una creencia extendida desde los tiempos de la Ilustración, pero hoy tenemos suficientes pruebas de que la ignorancia puede galopar con más brío que el conocimiento por las carreteras de un sistema educativo obligatorio y universal. También sabemos que el fanático es como el paranoico, y encuentra pruebas de que tiene razón hasta en el dibujo que dejan las cagadas de paloma. Dale muchos libros a un fanático y obtendrás un fanático pedante. Entonces, ¿tiene realmente la cultura el poder que normalmente se le atribuye? Y más importante, ¿es manejable, se le pueden fijar objetivos?

Juan Soto Ivars, "De la cultura se dicen muchas tonterías en la academia, internet y el Ministerio", elconfidencial.com 19/05/2024

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