Una societat de treballadors (Hannah Arendt).
El Roto |
Pero ahora consideremos si esta
disminución de la violencia en la vida de la sociedad es realmente equiparable
con un incremento de libertad. En el sentido de la tradición política
noser-libre (Nicht-frei-Seiri) tiene una doble definición. Por un
lado, estar sometido a la violencia de otro, pero también, e incluso más
originariamente, estar sometido a la cruda necesidad de la vida. La actividad que
corresponde a la obligación con que la vida nos fuerza a procurarnos lo
necesario para conservarla es la labor. En todas las sociedades premodernas
uno podía liberarse de ésta obligando a otros a hacerlo mediante la violencia y
la dominación. En la sociedad moderna, el laborante no está sometido a ninguna
violencia ni a ninguna dominación, está obligado por la necesidad inmediata
inherente a la vida misma. Por lo tanto, la necesidad ocupa el lugar de la
violencia y la pregunta es cuál de las dos coerciones podemos resistir mejor, la de la
violencia o la de la necesidad. Pero además toda la evolución de la sociedad se
dirige ante todo, al menos hasta el momento en que la automatización elimine realmente
la labor, a convertir indistintamente a cualquiera de sus miembros en
laborantes cuya actividad, sea la que sea, se dedique en primer lugar a
procurar lo necesario para la vida.
También en este sentido el
alejamiento de la violencia de la vida de la sociedad ha tenido como sola
consecuencia conceder a la necesidad con que la vida lo fuerza todo un espacio desproporcionadamente
mayor que nunca. La vida de la sociedad está fácticamente dominada no por la
libertad sino por la necesidad; y no es casual que el concepto de necesidad
haya sido tan dominante en todas las filosofías modernas de la historia, en las
que el pensamiento se orientaba filosóficamente y buscaba llegar a la
autocomprensión.
(El
sentit de la política, 150-184)
Hannah
Arendt, Introducción a la política, en La
promesa de la política, Paidós, Barna 2008
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