|
El Roto |
La igualdad es elemento esencial de la
pólis, no significa para
Aristóteles nivelación de fortunas, sí el que no existan grandes diferencias que fomenten el conflicto y los vicios; tampoco pertenencia a una misma clase; ni igualación de funciones. Igualdad no es uniformización. Lo que se da en la ciudad es «igualdad en la reciprocidad», esto es, un cumplimiento por turno, no al mismo tiempo, de las funciones primordiales de gobernar y ser gobernado. En la ciudad se da la armonía de la concordia, la presen-cia de la amistad (
philía), sin la cual la ciudad no se mantiene unida, pero ello no significa la reducción de la ciudad a un sujeto, a una voluntad, la del padre, como en la casa, o la del individuo. Hay en
Aristóteles una valoración positiva de la pluralidad y la diversidad, ligada a las co-munidades complejas y amplias, constituidas por muchos
logoi. Una multiplicidad, pues, que tampoco signifique dispersión o fragmentación, como ocurre ya en el
ethnos o nación, o en ciudades que rebasen ya tal número que sea imposible que las gentes se conozcan y por tanto se pierda su carácter de
koinonía. Ni la unidad homogénea de la familia, ni la desintegración de las grandes agrupaciones, en ese punto medio se sitúa la comunidad política (
koinonía politiké).
Jorge Álvarez Yagüez,
La categoría de política. Aclaraciones desde la perspectiva de un clásico republicano, Isegoría nº 39, julio-diciembre 2008, pàgs. 311-333
Comentaris