Només hi ha guerres necessàries o guerres innecessàries.



Toda guerra es despiadada. Un muerto es un muerto. Para quien no se atribuye el poder de resucitarlos no hay guerra justa. Toda guerra implica riesgos: por muchas precauciones que se tomen, los daños imprevistos son moneda corriente y los ataques aéreos, por muy escrupulosos y precisos que sean, no pueden preservar a todos los civiles que aguardan en tierra. ¡Vayan a explicarle a una víctima colateral  que es justo que la masacren! No, a menos que pretenda tener la sabiduría y la omnipotencia de un dios, nadie puede decretar que una guerra es justa. Solo hay guerras necesarias o innecesarias. Para evitar lo peor, a veces uno se permite lo malo. 

André Glucksmann, Por qué combatimos, El País, 07/04/2011
http://www.elpais.com/articulo/opinion/combatimos/elpepiopi/20110407elpepiopi_4/Tes?print=1

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