El gendre de Marx.
Paul Lafargue i la seva dona Yo me avergüenzo de mis pecados, claro está, pero también de los de mi especie, de la "naturaleza humana" que acarreo. De esa especie, por ejemplo, que ha sido incapaz de dotarse de un sistema económico un poco menos bestia que el puro y duro darwinismo social, donde prospera siempre el más fuerte. Y que cuando lo ha intentado -con el comunismo, por ejemplo- pronto se transformó en una burocracia tan cruel como ineficiente: en eso acabó el marxismo en nuestras manos. Hoy, a toro pasado, resulta fácil decir que es lógico que fracasara aquella cura de caballo marxista dogmática y mesiánica. Pero no es solamente eso lo que ha fracasado. Igual han sucumbido en este mundo los intentos más "realistas" y comedidos como las curas paliativas keynesianas, socialdemócratas o reformistas, que sólo han prosperado para seguir alimentando esa especie de neoliberalismo que padece nuestra especie. En mi época universitaria a los socialdemócratas se ...