Responsabilitat o conviccions.
La distinción que Max Weber introduce entre ética de la convicción y ética de la responsabilidad ya es de sobra conocida, pero es difícil imaginar otra que capte mejor la naturaleza dilemática de la acción política, cómo el decisor político se ve siempre atrapado entre los mandatos de la moral y las demandas de una realidad siempre sujeta a contingencias. Su opción por la ética de la responsabilidad, la de tener siempre en cuenta las consecuencias de nuestras acciones —la otra, la de la convicción, sería una ética “extramundana”, no soporta la “irracionalidad ética del mundo”— se ha convertido ya en el paradigma en el que, en teoría al menos, se inspiran los grandes políticos. Pero hay veces, nos recuerda el profesor, en que no podemos ignorar los mandatos morales absolutos, el “aquí estoy yo, no puedo hacer otra cosa” de Lutero. Ambas éticas no están en oposición absoluta, deben intentar conjugarse, y “solo juntas hacen al auténtico hombre, a ese hombre que puede tener ‘vocación para la política’”.
Fernando Vallespín, Ética de Weber para tiempos de pandemia, El País 13/06/2020
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