Filòsofs davant del covid.
... ante un fenómeno tan imprevisible y novedoso como la Covid-19, muchos filósofos actuales han preferido repetir doctrinas que ya habían expuesto en obras anteriores en lugar de ponerse a estudiar virología, epidemiología o cualquier otra rama científica vagamente relacionada con la pandemia. Y no es una excusa decir que estamos ante «filósofos de letras», pues ninguno de los autores de Sopa de Wuhan da pruebas de haberse acercado a las novelas acerca de pandemias que tan insistente como infructuosamente se han recomendado desde los medios de comunicación como forma de ocupar el tiempo libre durante la cuarentena. Por mencionar solo las más conocidas, en esta antología no hay ni una sola alusión a La peste de Albert Camus, ni a El amor en tiempos del cólera de Gabriel García Márquez, ni al Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Todas las citas que hacen los sopawuhaneros provienen de sus propios libros o de los omnipresentes Michel Foucault y Roberto Esposito. No en balde, la crítica de la biopolítica es el marco teórico que está detrás del grueso de los análisis filosóficos sobre el coronavirus, hasta el punto de convertirse en una verdadera «pandemia de la filosofía», como argumenta desde las páginas de El Catoblepas el filomaterialista Ekaitz Ruiz de Vergara (otro ortodoxo de lo suyo, que solo cita con aprobación a Gustavo Bueno, como si el filósofo riojano pudiera analizar la COVID-19 cuatro años después de su muerte).
De este modo, el filósofo se convierte en la contrafigura del cuñado, y pido disculpas por echar aquí mano a una vieja teoría mía. Si, frente a un fenómeno imprevisible como es una pandemia, la conducta del cuñado consiste en cambiar de opinión súbitamente, pasando en cuestión de días de la tesis de que «El COVID-19 es una gripe normal y corriente» a la antítesis de que «El COVID-19 es una bomba bacteriológica desarrollada por China contra Estados Unidos o Europa», convirtiéndose de este modo en un «capitán a posteriori», la conducta del filósofo, por el contrario, consiste en mantenerse en sus trece, con una actitud no menos arrogante y prejuiciosa. Nos asegura que él «ya nos lo había dicho», que él «ya lo había explicado» en no sé qué monografía o paper: asume el papel de un «teniente a priori», de alguien que cree tener desde siempre la verdad. Y es que, como ya dijo el duque de La Rochefoucauld en el siglo XVII, «la filosofía triunfa fácilmente sobre los males pasados y futuros, pero los males presenten triunfan sobre ella».
Ernesto Castro, La Covid-19 y las arrogancias de la filosofía, Revista de Libros 24/06/2020
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