Per què no hem de tenir por al wifi.

Las ondas electromagnéticas son cuánticas, es decir, llevan la energía en paquetes ("cuantos") llamados fotones. La energía de estos paquetes sólo depende de la frecuencia de oscilación de la onda: cuanta más frecuencia, más energía. A frecuencias suficientemente altas, estos paquetitos pueden ser usados por un electrón para escapar de los átomos que crean la materia. Hablamos entonces de radiación ionizante (porque transforma átomos électricamente neutros en iones) y en estos casos (por ejemplo, las ondas emitidas por algunos núcleos atómicos radiactivos) tiene sentido preguntarse por sus efectos en la salud humana. ¿Es ionizante la frecuencia de las ondas que me permiten conectarme a Internet sin cables y escribir esto? La respuesta es no. Las ondas del wifi tienen una frecuencia de unos pocos gigahercios: un poco más que las inofensivas ondas de radio, más o menos la misma que las de nuestro microondas y un millón de veces menos que la luz visible. Si el wifi causara cáncer, ¿qué no habrían hecho las bombillas? Por no hacer, los inofensivos fotoncitos del wifi no serían capaces ni de calentar la comida, a pesar de que tienen la misma frecuencia que las microondas. Esto se debe a que son muy pocos: la potencia (energía por unidad de tiempo) de un microondas es de entre 500 y 1000 vatios, mientras que la del wifi es de mucho menos que un vatio. Cada paquete lleva la misma energía, pero en el microondas hay muchos más paquetes que en la señal wifi, por lo que el wifi es incapaz de hacer vibrar las moléculas de agua lo suficiente como para calentar comida. 

Las ondas electromagnéticas de baja frecuencia son completamente inocuas para la salud humana. En cambio, restringir el wifi invocando el "principio de precaución" dista mucho de ser inocuo, pues contribuye a propagar el analfabetismo científico y el miedo irracional a la tecnología.

Carlos Sabín, Cuantofobia, Cuantos completos. Blogd de Investigación y Ciencia 28/10/2015

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