Forces de producció vs relacions de producció (Marx).
Hemos visto, pues, que los medios de producción y de cambio sobre cuya base
se ha formado la burguesía, fueron creados en la sociedad feudal. Al alcanzar
cierto grado de desarrollo, estos medios de producción y de cambio, las
condiciones en que la sociedad feudal producía y cambiaba, la organización
feudal de la agricultura y de la industria manufacturera, en una palabra, las
relaciones feudales de propiedad, cesaron de corresponder a las fuerzas
productivas ya desarrolladas. Frenaban la producción en lugar de impulsarla. Se
transformaron en otras tantas trabas. Era preciso romper esas trabas, y las
rompieron.
En su lugar se estableció la libre concurrencia, con una constitución
social y política adecuada a ella y con la dominación económica y política de
la clase burguesa.
Ante nuestros ojos se está produciendo un movimiento análogo. Las relaciones
burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad,
toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto tan
potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al aprendiz de mago que ya no es
capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus
conjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del
comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas
modernas contra las actuales relaciones de producción, contra las relaciones de
propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su dominación. Basta
mencionar las crisis comerciales que, con su retorno cíclico, plantean, en
forma cada vez más amenazante, la cuestión de la existencia de toda la sociedad
burguesa. Durante cada crisis comercial, se destruye sistemáticamente no sólo
una parte considerable de los productos elaborados sino incluso de las mismas
fuerzas productivas ya creadas. Durante las crisis, una epidemia social, que en
cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la
sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se encuentra
súbitamente retrotraída a un estado de súbita barbarie: diríase que el hambre,
que una guerra devastadora mundial la han privado de todos sus medios se
subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y todo eso, ¿por
qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de
vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que
dispone no favorecen ya el régimen burgués de la propiedad; por el contrario,
resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un
obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan
este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y
amenazan la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas
resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno.
¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligada
de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos
mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace,
pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios
de prevenirlas.
Las armas de que se sirvió la burguesía para derribar el feudalismo se
vuelven ahora contra la propia burguesía.
1. Burgueses y proletarios.
Karl Marx, El
Manifiesto Comunista (1848)
Karl Marx. Antología. Selección e introducción de Horacio Tarcus, Editor digital Titivillus, epubgratis.org,
11/07/2015
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