El proletariat ha estat produït per la burgesia (Marx).
. |
Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte;
ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros
modernos, los proletarios.
En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el
capital, se desarrolla también el proletariado, la clase de obreros modernos,
que no viven sino a condición de encontrar trabajo, y lo encuentran únicamente
mientras su trabajo acrecienta el capital. Estos obreros, obligados a venderse
al detalle, son una mercancía como cualquier otro artículo de comercio, sujeta,
por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones
del mercado.
El creciente empleo de las máquinas y la división del trabajo quitan al
trabajo del proletario todo carácter propio y le hacen perder con ello todo
atractivo para el obrero. Este se convierte en un simple apéndice de la
máquina, y sólo se le exigen las operaciones más sencillas, más monótonas y de
más fácil aprendizaje. Por tanto, lo que cuesta hoy en día el obrero se reduce
poco más o menos a los medios de subsistencia indispensables para vivir y
perpetuar su linaje. Pero el precio de todo trabajo, como el de toda mercancía,
es igual a los gastos de producción. Por consiguiente, cuanto más fastidioso
resulta el trabajo, más bajan los salarios. Más aún, cuanto más se desenvuelven
la maquinaria y la división del trabajo, más aumenta la cantidad de trabajo, ya
sea mediante la prolongación de la jornada, ya por el aumento del trabajo
exigido en un tiempo dado, la aceleración del movimiento de las máquinas, etc.
La industria moderna ha transformado el pequeño taller del maestro
patriarcal en la gran fábrica del capitalista industrial. Masas de obreros,
hacinadas en la fábrica, son organizadas en forma militar. Como soldados rasos
de la industria, están colocados bajo la vigilancia de toda una jerarquía de
oficiales y suboficiales. No son solamente esclavos de la clase burguesa, del
Estado burgués, sino diariamente, a todas horas, esclavos de la máquina, del
capataz y, sobre todo, del burgués individual, patrón de la fábrica. Y el
despotismo es tanto más mezquino, odioso y exasperante cuanto mayor es la
franqueza con que proclama que no tiene otro fin que el lucro.
Cuanto menos habilidad y fuerza requiere el trabajo manual, es decir,
cuanto mayor es el desarrollo de la industria moderna, mayor es la proporción
en que el trabajo de los hombres es suplantado por el de las mujeres y los
niños. En lo que respecta a la clase obrera, las diferencias de edad y sexo
pierden toda significación social. No hay más que instrumentos de trabajo, cuyo
coste varía según la edad y el sexo.(…)
Pequeños industriales, pequeños comerciantes y rentistas, artesanos y
campesinos, toda la escala inferior de las clases medias de otro tiempo, caen
en las filas del proletariado; unos, porque sus pequeños capitales no les
alcanzan para acometer grandes empresas industriales y sucumben en la
competencia con los capitalistas más fuertes; otros, porque su habilidad
profesional se ve depreciada ante los nuevos métodos de producción. De tal suerte,
el proletariado se recluta entre todas las clases de la población.
1. Burgueses y proletarios.
Karl Marx, El
Manifiesto Comunista (1848)
Karl Marx. Antología. Selección e introducción de Horacio Tarcus, Editor digital Titivillus, epubgratis.org,
11/07/2015
Comentaris