La ment literària i l'atzar.
Aún a riesgo de parecer sesgado, tengo que decir que la mente literaria
puede ser intencionadamente propensa a confundir ruido y significado, es
decir, a confundir un orden aleatorio y un mensaje con un objetivo preciso. Sin
embargo, no es algo excesivamente dañino; hay pocos que afirmen que el arte es
una herramienta de investigación de la verdad, más que un intento de escapar de
ella o hacerla más digerible. El simbolismo es hijo de nuestra capacidad y
nuestra falta de voluntad de aceptar el azar; otorgamos significado a cualquier
cosa; vemos figuras humanas en manchas de tinta. “He visto mezquitas en las
nubes”, anunció Arthur Rimbaud, el poeta simbólico de la Francia decimonónica. (…)
La vida intelectual europea desarrolló lo que parece un gusto irreversible por
el simbolismo: todavía estamos pagando el precio, con el psicoanálisis y otras
modas.
Por desgracia, alguna gente se toma el juego demasiado en serio; se les
paga por leer demasiadas cosas. Toda mi vida he padecido el conflicto entre mi
amor por la literatura y la poesía y mi profunda alergia a la mayoría de los
profesores de literatura y a la mayoría de los “críticos”. El pensador y poeta
francés Paul Valéry se sorprendió al oír comentarios sobre sus poemas que
encontraban significados que le habían escapado a él mismo hasta entonces (por
supuesto, se le dijo que estos significados habían sido dictados por su
subconsciente).
Nassim Nicholas Taleb, ¿Existe la
suerte? Las trampas del azar, Booket, Barna 2009
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