La "popularitat" de la filosofia.
La cultura del espectáculo no ha sido ajena nunca al pensamiento, y el público siempre ha escuchado con atención al orador hipnótico que resume el mundo en tres frases. Pero esto son espejismos: que algunos pensadores se asimilen a una forma de entretenimiento más o menos sofisticada y cool no quiere decir que sus ideas se impongan al ruido de las redes sociales o de las consignas populistas. Hoy sigue vigente la frase de Manuel Azaña de que la mejor manera de guardar un secreto es escribirlo en un libro. Que alguien crea que un auditorio lleno para escuchar a dos filósofos indica que la filosofía es popular e influyente es tan falaz como aportar el libro reservas de Mugaritz como prueba de que ya no hay hambre en el mundo.
Sergio del Molino, En una sociedad de expertos en patatas fritas, nadie quiere a los pensadores, El País 17/1272024
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