Nihilisme i decadència.
Emmanuel Todd entiende que los grandes discursos de legitimación, las visiones globales acerca de la sociedad y la historia, no son otra cosa que las versiones degradadas de las cosmovisiones religiosas. En el momento en el que estas empiezan a entrar en crisis, en lo que el autor francés denomina el “estadio zombi” de las mismas, es cierto que “aparecen creencias sustitutivas, generalmente ideologías políticas fuertes que organizan y estructuran a los individuos del mismo modo que lo hacía la religión”. Pero cuando, como pasa en nuestros días, las costumbres y los valores heredados de la religión se marchitan o explotan hasta desaparecer, con las creencias sustitutivas (los famosos grandes relatos de Lyotard) no alcanza y aparece un vacío religioso absoluto, entrando de lleno en el “estadio cero” de la religión. Llegados a ese punto, las sociedades que han sufrido ese proceso quedan atomizadas y en ellas “ni siquiera es concebible que el Estado pueda actuar eficazmente”.
Así pues, y aplicando la lógica weberiana, que atribuía al protestantismo el surgimiento y auge del capitalismo, Todd interpreta que ha sido precisamente el declive de las creencias religiosas de matriz protestante el elemento que mejor explica la deriva nihilista que han seguido buena parte de las sociedades occidentales. Alineándose en este punto con el viejo Ratzinger, el autor de La derrota de Occidente considera que sin fundamento religioso para los valores no hay forma humana de escapar al nihilismo. Y, apenas hará falta subrayarlo, no cabe peor opción que esta, porque, por decirlo con las palabras con las que se cierra el libro, “el nihilismo hace posible cualquier cosa, absolutamente cualquiera”. En efecto, ¿acaso hay algo peor que no saber a qué atenerse?
Manuel Cruz, 'La derrota de Occidente', de Emmanuel Todd: la deriva nihilista de una sociedad sin cosmovisión religiosa, El País 20/12/2024
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