Deny, Defend y Depose
Los casquillos de las balas que atravesaron a Brian Thompson, consejero delegado de UnitedHealthcare, llevaban grabadas tres palabras: Deny, Defend y Depose (negar, defender, y deponer). Riman con la famosa estrategia de las tres D de las compañías de seguros: Delay, Deny, Defend (retrasar, denegar, defender). Consiste en retrasar la gestión de las reclamaciones con deliberada ineficacia burocrática hasta que los beneficiarios se dan por vencidos; denegar la atención médica o las indemnizaciones usando tecnicismos, exclusiones en las pólizas o una interpretación tramposa de sus condiciones, y defenderse de las demandas de forma agresiva, intimidatoria y mafiosa, prolongando los conflictos de manera artificial para desgastar económicamente al cliente.
Hay más. Varios médicos han declarado que UnitedHealthcare los presionaba para atender a más pacientes y diagnosticar condiciones adicionales para aumentar la facturación. ProPublica demostró que usaban algoritmos de inteligencia artificial para justificar la expulsión de pacientes ancianos de residencias, incluyendo algunos que necesitaban atención especializada las 24 horas. Estas estrategias, en combinación con la inexistencia o la ineficacia de leyes de protección al paciente, han convertido a UnitedHealthcare en una de las mayores compañías de EE UU, con más de 49 millones de usuarios. El año pasado facturó 281.000 millones de dólares. Su CEO recibió un bonus de más de 10 millones. Su matriz, UnitedHealth Group, es una de las compañías de atención médica más grandes del mundo, con una cotización de 560.000 millones de dólares. El asesino enmascarado cambió la primera D por deponer: quitar a alguien de una posición de poder o autoridad o, en ámbito legal, declarar.
Parece un episodio de Mr. Robot o de Black Mirror. Una fan fiction de Anonymous, con un antihéroe encapuchado, cazando CEO en los últimos días del capitalismo. En el momento de escribir estas líneas, el asesino aún no ha sido localizado, pero Nueva York no le tiene miedo. De hecho, acaba de empezar el concurso de imitadores del CEO Shooter (el cazador de CEO) en Washington Square Park. Los memes celebrando el asesinato se amontonan en mi buzón. Las empresas de seguros retiran los nombres con foto de sus ejecutivos de internet.
Los influencers y personalidades que tratan de responsabilizar a la izquierda anticapitalista son amonestados por sus propios seguidores. “Tengo familiares republicanos haciendo bromas sobre la muerte de este tipo, y es porque han sido directamente perjudicados por sus compañías de seguros de salud”, corrige un usuario al presentador de The Ben Shapiro Show. “No es correcto separar izquierda y derecha —le dice otro—. Son los ricos contra la clase obrera”. Solo recuerdo un momento parecido en la historia reciente: el 28 de enero de 2021, cuando un grupo de inversores minoristas organizados a través de Reddit dieron un golpe a los fondos de riesgo coordinando compras masivas de acciones de GameStop.
El sentimiento es similar, y también la disonancia cognitiva. Mientras el pueblo celebra un asesinato, Bitcoin ha alcanzado un valor de 100.000 dólares y Elon Musk ha anunciado que quiere eliminar la Oficina de Protección Financiera al Consumidor, creada tras la crisis de 2008 para proteger a los ciudadanos de los abusos de los bancos. Los mismos americanos que acaban de elegir por segunda vez a Donald Trump como presidente salen a celebrar el asesinato de Brian Thompson como sans-culottes. Los CEO sanitarios son el antiguo régimen pero Trump es su Napoleón.
Marta Peirano, Muerte de un comerciante, El País 09/12/2024
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