Identitat i globalització (Manuel Castells).


Manuel Castells
... la identidad, eso que tanto desprecian los autoproclamados “ciudadanos del mundo” (porque se lo pueden permitir), es el refugio comunitario que da sentido a quienes ya no confían en las instituciones. Ante el miedo a lo desconocido y a la pérdida de control sobre los mecanismos esenciales de la sociedad (con un dinero abstracto en mercados globales, unas fronteras permeables a gentes extrañas, unos flujos de comunicación y de imágenes sin códigos comunes), se apela a la tribu. Y aunque la invocación parece siniestra, la feroz competición individualista donde impera la ley de la selva tiene como consecuencia el protector espacio de lo comunitario. La cuestión entonces es de saber cómo tender puentes entre las comunidades, o sea las culturas.

... hay dos tipos de políticas que se entremezclan en la actualidad. Una es la disputa de posiciones de poder dentro de un sistema institucional monopolizado por la clase política profesional y que trata al voto ciudadano como mercado y luego negocia entre sí, con poca atención a valores básicos de qué puede ser un país o un mundo mejores –donde todos juegan de defensa e incluso de cerrojo. Pero hay otra dimensión, que en realidad es ideológica, cultural, que conectan con sectores de la sociedad en términos de valores, identitarios o de proyecto. Esa política cultural es de hecho lo que está dominando la escena mundial. Eso es Trump. Eso es Brexit. Eso son los partidos nuevos como Ciudadanos (de nacionalismo español) o Podemos (para un cambio en los valores de vida). Esa es la política xenófoba y nacionalista del Este de Europa. Y eso es el islamismo, que se erige en un desafío intratable frente a nuestra envejecida democracia. Intentan realimentarse con la jalea real de las ‘grandes coaliciones’, o sea, todos juntos a aguantar a los bárbaros, mientras dure. Pero bárbaros de múltiples tribus ya acampan en las puertas de nuestros aterrados países.

La soberanía cambia, pero la nación como comunidad cultural histórica y sentimiento colectivo, inductor de identidad y de movilización, es más fuerte que nunca. Y precisamente como reacción a la globalización. Lo que vivimos en España es el enfrentamiento de dos nacionalismos: el catalán y el español (en realidad tres, si añadimos el vasco –y tal vez mañana el gallego.) El Brexit es una reacción nacionalista. Y sobre todo Trump es un movimiento nacionalista identitario que no se va a disolver por ahora. Los globalizadores han sido nacionalizados. La democracia liberal ha colapsado porque ha perdido legitimidad en las mentes de los ciudadanos en todo el mundo. Y aunque hoy no hay alternativas –porque tienen que ir descubriéndose–, lo seguro es que las formas actuales de democracia se mantienen por inercia o represión. Poca gente se las cree. Y en último término son los humanos los que deciden cómo quieren vivir aunque cueste tiempo, sudor y lágrimas.

Alexis Rodríguez-Rata, entrevista a Manuel Castells: "Los globalizadores han sido nacionalizados. La democracia liberal ha colapsado", La Vanguardia 26/02/2018

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