La filosofia per a nens.
Ninguna otra área del saber despierta tantas dudas como la
filosofía. Ubicar la filosofía en el conjunto del saber y la enseñanza
de la filosofía en el conjunto de la educación es un tema de disputa al
menos desde Platón, que en La república argumenta que la alta
filosofía o “dialéctica” no debe enseñarse a menores de 30 años. Durante
la síntesis escolástica medieval, la filosofía natural conserva un
lugar seguro como “preámbulo de la fe” (preambula fidei). Esta síntesis
es discutida, sin embargo, por los mismos teólogos que ven un peligro
materialista en la libertas philosophandi alentada por los ilustrados
radicales. Y desde que la ciencia moderna se separa de la filosofía, y
surge el oficio de científico, entrado el siglo XIX, aparecen nuevos
problemas. En España destaca la disputa entre Manuel Sacristán y Gustavo
Bueno iniciada a fines de los años sesenta. Sacristán defiende que la
licenciatura de filosofía debe desaparecer, y por tanto la enseñanza de
filosofía para jóvenes. Gustavo Bueno publica una réplica extensa, El papel de la filosofía en el conjunto del saber,
en la que defiende el mantenimiento de la licenciatura y la enseñanza
de la filosofía contra las tentativas “neopositivistas” de suprimirla.
Recientemente los físicos Stephen Hawking y Leonard Mlodinow (The grand design.
2012) añaden más leña al fuego al proclamar que “la filosofía ha
muerto”, una aseveración de todos modos muy contestada, entre otros por
el director de la revista Nature.
La disputa parece interminable. ¿Pero y si la filosofía fuera beneficiosa no ya para jóvenes y universitarios, sino para niños?
Esto es lo que piensan los partidarios de la llamada “filosofía para niños”, o P4C (siglas en inglés: “philosophy for children”),
una rama pedagógica implantada desde los años 80 del siglo pasado, y
que pretende ser simultáneamente una alternativa a la concepción
tradicional de la filosofía y una nueva vía para aportar ventajas
cognitivas y emocionales a los niños.
Hay que tener en cuenta que los programas de entrenamiento cognitivo
suelen despertar mucho escepticismo en la comunidad científica, debido
entre otras cosas a que la mayoría tienen lugar en breves periodos de
tiempo y sus efectos son difíciles de controlar. Un equipo de
investigadores españoles, formado por Felix García Moriyón, Roberto
Colom, Carmen Magro y Elena Morilla están intentando resolver estas
dudas, al investigar los efectos de la “filosofía para niños” cuando el
programa está activo desde que los niños son pequeños y durante todo el
ciclo educativo. Sus resultados se han publicado en Analytical teaching and philosophical practice.
Estos investigadores han seguido los progresos educativos de más de
455 estudiantes en el grupo de estudio y 321 en un grupo de control
durante 10 años. Ambos grupos pertenecerían a grupos socioeconómicos
similares y estudian en colegios privados cercanos a Madrid. Según los
resultados, la “filosofía para niños” causaría una ventaja cognitiva
equivalente a 7 puntos de CI, en habilidad
cognitiva general (g), 4 puntos en inteligencia fluída-abstracta (Gf), y
7 puntos en inteligencia cristalizada (Gc). “P4C” también influiría en
los rasgos de personalidad, mejorando el comportamiento “prosocial” de
los alumnos, al provocar niveles más bajos de psicoticismo y niveles más
altos de extraversión y honestidad. Los investigadores especulan que
esto podría deberse a que “la clase se convierte en una comunidad de
investigación filosófica, en la que que la amabilidad, la cooperación,
la atención, etc, se convierten en factores no cognitivos
sistemáticamente fomentados”. Significativamente, las mayores ventajas
según el mismo experimento parecen afectar a los niños en la “zona de
riesgo” de la inteligencia (por debajo de la media de 100 puntos).
Es importante subrayar que la “filosofía para niños” no es sólo
filosofía infantil, o filosofía aplicada a los niños, sino una
alternativa a la enseñanza tradicional de la filosofía que “enfatiza el
uso del método de investigación comunitario”, y donde se prefiere hablar
de “investigación” antes que de “lección”, debido a que “el énfasis se
encuentra en la investigación conjunta del grupo en cuestiones
facilitadas por el profesor, más que como fuente autoritaria de
información”. Esta pedagogía filosófica contrasta con la fama adquirida
de la disciplina madura como un área del conocimiento “dominada por los hombres” y plagada por “métodos combativos”. La “filosofía para niños” se acerca más a lo que Westhues llama “modo posmoderno de discurso”.
Con independencia de que los efectos en la mejora cognitiva de los
niños sea real, el componente ideológico y extracientífico de la
disciplina es indiscutible. Si ya no se puede asegurar el lugar de la
filosofía como “preámbulo de la fe”, tal vez se pueda concebir la
filosofía para niños como una empresa igualitarista y como “preámbulo de
la ciudadanía democrática”, acaso también del “votante racional”.
Los propios defensores de la disciplina no ocultan la esperanza de que
sus esfuerzos sirvan “para que avancemos hacia una forma más democrática
de democracia”.
Eduardo Zugasti, La filosofía podría mejorar la inteligencia de los niños, cultura 3.0, 17/12/2014
vegeu també
Comentaris